Y por fin ha llegado el día. Después de pasarme una semana preparando la maleta para no olvidarme de nada, por fin estoy aquí, en Lovaina. Una ciudad en la que voy a pasar (¡al menos!) los próximos 5 meses. Una ciudad que me llevará a conocer (eso espero) a gente de todos los rincones del mundo, en la que terminaré este curso y en la que me haré un poco más mayor (sí, aquí voy a cumplir los 23 años).
¿Y porqué elegí Lovaina? Pues porque Bélgica siempre ha sido un país que, a pesar de ser pequeño, ha conseguido llamar mi atención. Es un país que destaca no sólo por albergar numerosas instituciones europeas e internacionales sino por el encanto que desprenden la mayoría de sus ciudades. Porque es el país de la cerveza y del chocolate (sí, también tuve este factor en cuenta) y porque la relación que he tenido con Bélgica y los belgas, al menos por el momento, siempre ha sido muy positiva.
Mi viaje hasta aquí ha sido realmente fácil. Yo elegí Vueling como compañía aérea pero también podéis escoger Brussels Airlines, Iberia, Air Europa o Ryanair (que desde el año pasado también opera en el aeropuerto de Bruselas Zaventem, no solo en Charleroi). ¡Encontraréis precios realmente asequibles con los que no podréis dejar escapar la oportunidad de visitar este país!
El desplazamiento más sencillo del aeropuerto de Bruselas a Lovaina es en tren que podréis coger en el mismo aeropuerto de Bruselas (en la planta -2). El precio del billete es de 8,80€ (aconsejo no coger el Go Pass porque la tarifa extra Diabolo no va incluida y se tiene que pagar a parte).
Pero nada más llegar y al pasear un poco por el centro de la ciudad, ya veréis que quedáis fascinados por algunas de las construcciones que se pueden encontrar. Aquí os dejo una pequeña pincelada de lo que iré conociendo (¡y que os haré descubrir a vosotros!) a lo largo de estos meses.