Este mes el Festival del Orgullo Gay llega cargado de eventos. Desde los tradicionales discurso y cabalgata (esta última, la mas grande, que cortará la circulación automovilística el 16 de mayo) pasando por el disfraz del Manneken creado por Jean Paul Gaultier, la iluminación de la Grande Place con los colores de la bandera LGBT, pero también y como nunca puede ser de otra forma aquí, muchas actividades culturales como proyecciones de películas (Un amour à taire, Festival de películas LGBTQI de África y sus diásporas, Ciclo “amistades románticas”) o exposiciones que mezclan obras clásicas con la teoría Queer ([Q]history).
Como siempre, sorprenden las actividades puestas en marcha en el seno de instituciones públicas como colegios: un ejemplo son los talleres que organiza la Ligue des Droits de l’Enfant para sensibilizar acerca de la cuestión LGBT en el medio educativo pero sobre todo señalar, a través del interrogatorio a usuarios afectados, las dificultades encontradas en el camino para resolver eficazmente esos problemas. A todas estas actividades se añadirán durante el mes karaokes, conciertos, talleres de defensa personal, charlas con personalidades políticas acerca de la situación LGTB en el mundo, incluso concursos para poner a prueba cuanto sabes de la cultura LGTB. En fin, tantísimas cosas, que aquí os dejo el link donde los eventos aparecen ordenados cronológicamente.
Dentro de tooodas estas actividades, una de ellas, que ha servido precisamente para dar el pistoletazo de salida a este mes de celebración, ha sido el mural de la rue Chaufferette. El pasado uno de mayo la organización PrideFestival desvelaba el nuevo fresco con temática LGBTQI, en el que habían trabajado intensamente tres artistas europeos durante meses.
El resultado son una serie de dibujos donde los personajes realizan razonamientos sobre las cuestiones que afectan a la comunidad LGTBQI:
Estos dibujos han tenido una buena acogida teniendo en cuenta que logran condensar las principales preocupaciones de forma breve, directa y eficaz. Sin embargo, otra parte del mural ha tenido un recibimiento más polémico, y es aquel que representa un niño escapando del “homo-bullying”, simbolizado a través de insultos homófobos:
El problema para aquellos que se declaran contrarios al mural es que declaran que puede resultar contraproducente, y en vez de sensibilizar y suscitar tolerancia, banalizar por el contrario los insultos a los que algunos jóvenes se ven sometidos. Otros comerciantes de la zona critican por otro lado el carácter aleccionador del dibujo cuando preferirían centrarse en una temática más festiva. En cualquier caso, uno de los miembros de Rainbow House, la asociación encargada del diseño, sale en su defensa justificando la elección del dibujo: “Lo que reivindicamos es poder estar en el espacio público[…] Este muro de insultos se inscribe en un conjunto que traduce la realidad vivida por muchos LGTB […] En su globalidad el mensaje es positivo.”
En cualquier caso ¡os animamos a reflexionar sobre estas cuestiones visitando Saint Jacques!