Todos hemos oído hablar del Bozar o el Magritte, pero Bruselas tiene otros “museos” más atípicos y menos conocidos, tal vez. Este es el caso de la Maison Particulière, una asociación sin ánimo de lucro que desarrolla su concepto de “museo doméstico” en Châtelain 49. ¿Y en qué se traduce? La Maison Particulière emula una casa privada: con estancias, cómodos sofás donde sentarse a aprender de las piezas, galletitas y bebidas (gratuitas, estáis en casa, no lo olvidéis), y un agradable jardín en el que sentarse a tomar el sol. Desde que entras por la puerta sus simpáticos encargados te informan: las piezas no están en venta, son propiedad de artistas, particulares, galeristas que las ceden por un cierto tiempo. El objetivo es poder entrar en contacto con el arte en un ambiente desenfadado y cercano.
Desde el 23 de abril hasta el 5 de julio se expone aquí Icône(s), una reflexión sobre todo aquello que puede ser un icono en la sociedad, desde figuras emblemáticas hasta concepciones particulares. Por eso Icône(s) se presenta al plural: hay iconos religiosos, iconos mitológicos, cuadros icónicos reproducidos cientos de veces…
Sin embargo no se trata de simples reproducciones de iconos clásicos, como imaginaréis, sino reinterpretaciones en clave de arte moderno. De ahí las figuras de Cristo o Buda envueltos en papel aluminio, simbolizando el dinero, o la imagen de la Virgen y el niño “modernizada”:
Conscientes de que el término “icono” suele designar hoy en día artistas famosos, o personajes mediáticos que se convierten en nuestros referentes, encontramos desde estatuas de Tintín hasta fotografías de Stromae posando en estilo iconoclasta, o paralelismos entre famosillas conocidas a raíz de escándalos sexuales en Francia y grandes figuras históricas del mismo país como Maria Antonieta:
Por supuesto no podían faltar aquellos iconos más relacionados con el mundo de los personajes de ficción que todo el mundo recuerda con cariño:
Por último una serie de obras revisa esos “iconos inmateriales”, del día a día, a veces aportando una crítica a los valores imperantes en la sociedad actual. Es el caso de la bandera hecha de dólares americanos, el billete de un dólar con el presidente Washington ataviado con una nariz de payaso, y el cuadro con el símbolo del dólar hecho a partir de dos tipos de espejo: uno ordinario y otro esférico. Mientras que la pieza está hecha a partir del primer tipo, el dólar contiene el de tipo esférico, distorsionando todo lo que se refleja en él, lo mismo que hace el dinero con nuestra percepción del mundo.
Para acabar, dos obras nos parecieron especialmente llamativas. La primera de ellas pertenece a un artista griego, Stelios Faitakis, “Stockmaster in a moment of triumph”, donde a través de la figura de un broker casi demoníaco, medio humano medio animal, el artista ataca el poder y la corrupción del dinero. La pieza se ha considerado prácticamente premonitoria de la crisis de 2008:
En otro estilo completamente distinto encontramos esta crítica al valor que automáticamente adquieren aquellas obras de autores célebres, solo por su creador. Ese sentimiento que todos hemos tenido alguna vez frente a una obra, incomprensible a nuestros ojos, pero alabada por los entendidos (y los no tanto), es recogido perfectamente en este montaje donde incluso los nombres de los artistas y sus apellidos aparecen mezclados entre sí para mostrar lo que finalmente son: solo nombres. Nombres y apellidos intercambiables entre sí.
Así que os recomendamos acudir a la Maison Particulière, a “vivir con el arte” y a acercarse desde otro ángulo al arte contemporáneo. Si sois menores de 26 años la entrada es gratuita así que aprovechad su simpatía y disfrutad