¿Qué sabemos sobre el chocolate belga?
Aprovechando los últimos jueves de los museos nocturnos de Bruselas, llegué a conocer más sobre uno de los atractivos de Bélgica: el chocolate.
Para los interesados en conocer más sobre la historia del chocolate, el museo Choco Story Brussels ofrece una ruta para descubrir cómo se produce el sabroso chocolate belga que tanto disfrutamos.
Este museo surgió cuando se inauguró el antiguo Museo del Cacao y del chocolate fundado por la familia Van Lierde-Draps en 1998. Posteriormente, en 2004 la familia Van Belle se asoció a la primera familia creando el que sería el actual Choco Storu Brussels, y extendiéndolo a otros lugares como Brujas, París, Praga y México. Su objetivo es promocionar la calidad el chocolate belga y proponer al público un museo de calidad lúdico, didáctico y goloso.
Así que el recorrido por el museo ofrece un viaje a la historia del chocolate, des de sus raíces mayas y aztecas, pasando por la llegada de éste a España por Fernando Cortez hasta su extensión a Bélgica. También da la oportunidad de conocer cuáles son sus orígenes de cultivo y de producción hasta que llega preparado en nuestras manos para consumirlo. Curiosamente, el 70% del cacao proviene de África pero el 50% de éste es consumido en Europa, el 33% en América, el 15% en Asia y el 3% en África.
“Los Mayas y los Aztecas fueron los primeros en cultivar árboles de cacao en Centro y Sur América. Este árbol para los aztecas tenía una gran importancia por su cosmología puesto que lo asociaban con la tierra de los muertos. El cacao simbolizaba la sangre humana. Mezclado con otras substancias la tomaban como bebida sagrada, para ellos era un alimento de los dioses y las daban a la víctimas antes de que fueran sacrificadas. “
¿Qué hace particular el chocolate belga? En 2003 la legislación de la Unión Europea permitió usar un 5% de grasa vegetal en el chocolate en vez de la original manteca de cacao. Pero a diferencia de otros países, la manufacturación del chocolate belga continúa con el uso total de la manteca de cacao.
El punto atractivo de la visita es la demostración del trabajo de un maestro chocolatero que explica cómo se hace y los secretos claves para la fabricación del chocolate artesanal. Concretamente, hace la representación de la elaboración del famoso praliné belga.
En la segunda planta, está preparado un taller donde puedes escoger dos bombones y ponerlos en una cajita hecha por tu misma para regalar (o autoregalar).
Pero esto no es todo, durante la visita podrás probar todo tipo de degustaciones que van a ser toda una perdición para aquellos que les guste el chocolate.
El museo es pequeño pero bastante completo e interactivo. El precio es de 5 euros para los estudiantes. Solo lo recomiendo para aquellos que estén especialmente interesados. El horario es de martes a domingo de 10h a 17h. Se encuentra en la Rue de la tête d’Or, 11, justo al lado de la Grand Place.