Parece que, en estas fechas, se reúnan por casualidad las piezas apropiadas que encajan en el puzzle de forma perfecta. Es el ingrediente que hace que el alma de la ciudad brille de un modo especial. Y lo cierto es que brilla, literalmente.
Por supuesto hablo, ni más ni menos, que de la Navidad, que llega a Amberes por todo lo alto.
Si alguna vez os habéis preguntado de cuantos matices puede teñirse la ciudad, visitadla en estas fechas para encontrar la respuesta. Las calles repletas de luces conducen a la muchedumbre hacia el Kerstmarkt (el mercado navideño), que empieza en Groenplaats con un gran árbol plantado delante del ayuntamiento, y termina a orillas del río Schelde, iluminado por las miles de bombillas que giran al compás de la noria.
Cuesta concentrar las ideas en un solo punto, una vez nos adentramos en esta vorágine de luz, color, sonidos e incluso olores. Una experiencia que afecta a los cinco sentidos de una forma que, sin duda, os quedará marcada.
En Navidad, la ciudad de Amberes se convierte en un villancico viviente. ¿Os unís al coro?