Debo admitir que el 80% de mi experiencia con los kebabs es la típica pita afterparty que pides de camino a casa. El restaurante Finjan no tiene nada que ver, por eso me gusta tanto.
Situado al sur de la ciudad, este restaurante es vecino directo del Museo de Bellas Artes de Amberes, lo cual lo convierte en una parada más que recomendable si nos encontramos paseando por esta zona. Os diré lo que no encontraréis aquí: no encontraréis colas de gente dudablemente sobria, no encontraréis comida grasienta ni superficies pegajosas. Todo al contrario, este local, como ya he dicho, es un restaurante, con todo lo que ello conlleva.
Nada más entrar aparece delante de nosotros una larga barra desde la que los camareros nos saludan con una sonrisa de oreja a oreja. Cerca, situadas al lado de las ventanas, se encuentran algunas mesas pequeñas, y al fondo se adivina una habitación separada con una gran mesa redonda sobre la que queda suspendida una lámpara de araña. ¿No es suficiente? Bien, alzad la vista. Resulta que el local cuenta con un techo extraordinariamente alto, por lo que, al parecer, los dueños han decidido incorporar una primera planta a modo de balcón interior, de modo que el interior se percibe de forma continua, sin interrupciones. Problemas de espacio no tienen, vaya. El interior está tratado con un estilo industrial que incluye mesas de madera clara con sillas metálicas y grandes vigas de acero, que contrastan con las molduras clásicas del techo.
En lo que al menú se refiere, todas las raciones son generosas y vienen presentadas de forma cuidada y acompañadas de varias salsas (siete, para ser exactos). ¡Qué gusto da comerse una pita en plato!
A continuación os dejo el enlace a la página web oficial de Finjan, donde podréis consultar su menú.