Te guste el arte o no, seguro que el nombre de Rubens te suena de algo, si no por su producción artística, por la famosa abundancia de carnes presente en sus cuadros. El pintor barroco, uno de los principales exponentes de la escuela flamenca, vivió sus últimos 29 años en Amberes, en el edificio actualmente conocido como Rubenshuis (“casa de Rubens”) en la calle Wapper (9-11), ahora museo dedicado a la vida y obra del autor durante ese periodo. Por su belleza e interés artístico y cultural, la visita al Rubenshuis se ha convertido en uno de los “must go” de la ciudad belga.
No podemos viajar en el tiempo, pero podemos recorrer el jardín, las habitaciones y el estudio e imaginar era el día a día del autor. Ya lo decía el gran Goethe “para conocer a la gente hay que ir a su casa”, y qué mejor que visitar la casa donde Rubens vivió y trabajó durante su madurez hasta su muerte para obtener otra perspectiva más profunda del autor, su vida y su entorno. Desgraciadamente, durante muchos lustros, el edificio cayó en el olvido, por lo que hoy solo se conservan originales el pabellón del jardín y el pórtico barroco mientras que el resto se ha reconstruido a partir de bocetos. En el jardín encontramos el Rubenianum, un centro dedicado al estudio de Rubens. Además de la casa y taller, el edificio presenta una colección permanente sobre el autor y obras de sus contemporáneos; exposiciones temporales; y, además, actividades, eventos y conciertos. Podéis consultar el calendario de actividades aquí.
Rubenhuis abre de 10:00 a 17:00 todos los días a excepción del lunes, como la mayoría de museos en Amberes. La entrada es gratuita para los niños menores de 12 años, grupos + profesor y, como ya os dije, el último miércoles de cada mes. Para más información sobre calendario, descuentos y horarios, pincha aquí.
Soy Marina y desde hoy hasta junio soy la corresponsal de este blog en la ciudad de Amberes. Estudio Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en inglés y alemán en la UAM . Tal vez no lo sepáis, pero tanto el inglés como el alemán tienen una hermana no tan agraciada actualmente: el neerlandés. Por lo tanto, si sabes inglés y, especialmente, alemán ya tienes mucho camino recorrido en el aprendizaje de esta lengua (con nada más y nada menos que 38 millones de hablantes). Con lo cual, aprender neerlandés resulta una oportunidad difícil de desperdiciar (la típica oferta 3×2).
Por otro lado, resulta casi imposible evitar admirar la belleza de Flandes y sus ciudades portuarias, que nos dejan estampas dignas de ilustrar postales de Navidad. Paseas por Amberes y degustas de manera gratuita infinidad de sabores y matices del arte: el arte religioso y mitológico, el arte gastronómico, el arte moderno, el arte de la aristocracia, el arte de la moda e incluso el arte industrial.