La fama de Bélgica como país lluvioso es más que merecida, especialmente en estos meses del año. El aspecto habitual de las calles amberinas, brillantes por el agua de lluvia, acompaña al tono gris melancólico del cielo nublado. Sin embargo, cuando la ciudad se despierta soleada es un auténtico espectáculo. El cielo estalla en un azul añil difícil de olvidar, el ánimo se alegra, la ciudad parece distinta y el brillo de la calle te arrastra fuera de casa.
Como una imagen vale más que mil palabras, voy a dejar la descripción a un lado y os regalo un vistazo del panorama soleado de Amberes en un vídeo de una de esas mañanas alegres en mi camino al Campus Zuid. Haz clic para ver el vídeo.
Soy Marina y desde hoy hasta junio soy la corresponsal de este blog en la ciudad de Amberes. Estudio Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en inglés y alemán en la UAM . Tal vez no lo sepáis, pero tanto el inglés como el alemán tienen una hermana no tan agraciada actualmente: el neerlandés. Por lo tanto, si sabes inglés y, especialmente, alemán ya tienes mucho camino recorrido en el aprendizaje de esta lengua (con nada más y nada menos que 38 millones de hablantes). Con lo cual, aprender neerlandés resulta una oportunidad difícil de desperdiciar (la típica oferta 3×2).
Por otro lado, resulta casi imposible evitar admirar la belleza de Flandes y sus ciudades portuarias, que nos dejan estampas dignas de ilustrar postales de Navidad. Paseas por Amberes y degustas de manera gratuita infinidad de sabores y matices del arte: el arte religioso y mitológico, el arte gastronómico, el arte moderno, el arte de la aristocracia, el arte de la moda e incluso el arte industrial.