Hace unas cuantas semanas paseaba por las callejuelas del barrio artesanal de Gante gastando las suelas de las botas en los adoquines y contemplando el paso de los siglos en una sola zona de la ciudad, donde el conglomerado de estilos arquitectónicos y fachadas pintorescas parecen contarte historias de los años de oro de la industria textil o de la época de Carlos V. Entonces pensaba en cuánto me gustaría adentrarme en aquellos sitios que solo los belgas más atrevidos conocen, aquellos que guardan la esencia de una ciudad vibrante como Gante. Como si el destino me escuchara, en la estrecha calle Kalversteeg del Patershol, una pequeña puerta de madera se abrió a nuestros pies invitándonos a entrar en uno de los más míticos y antiguos pubs de la región, el Café ‘t Velootje.
Conocido comúnmente como cultcafé por la cantidad de baratijas, bicicletas colgadas del techo que datan de siglos y antigüedades que dan espíritu a este rinconcito del centro de Gante, el Café ‘t Velootje guarda millones de vivencias entre los grandes muros que envuelven las cinco o seis mesas que componen este pequeño café.
Los primeros antecedentes se remontan a los ajetreados años de Carlos V, es por esto que el mismo dueño le llama “casa española”, aunque debo reconocer que de español tiene más bien poco. Lieven de Vos, un encargado cuando menos peculiar que no desentona con la temática del lugar (al igual que tampoco lo hace su gato Toulouse), no dudó en explicarnos apasionadamente cada una de las bicicletas que forman el techo del local. La más antigua de ellas la conservan desde los años de Napoleón III, concretamente del 1857. Y es que si hay algo que abunde en las paredes, techos y esquinas del ‘t Velootje son los velocípedos, ya sean de una, dos o tres ruedas. Aunque también los libros de firmas y dedicatorias que Lieven ofrece a cada uno de sus clientes desde hace más de 32 años, ¿raro no?, no es de sorprender en un café que sobrevive de las rarezas.
Si te has quedado con las ganas de dejar tu granito de arena en el ya séptimo libro de firmas, Café ‘t Velootje te recibirá al abrigo de un acogedor fuego de leña de 6pm a 1am a orillas del río Lys. Recomiendo que pidáis una cerveza de botellín en su particular carta (en palabras de Lieven, ¿qué os apetece tomar? ¿Una cerveza fuerte, floja o media? ¿Rubia o negra?), puesto que el café no es su especialidad.
PD: nada aconsejable para escrupulosos, ninguna antigüedad tendría vida sin una buena capa de polvo.