Ya era hora de visitar Bruselas. A mediados del pasado mes de marzo decidimos escaparnos a la capital belga para inaugurar (un poco por adelantado) las vacaciones de pascua. Al llegar, recorrimos todo el Boulevard Anspach desde la Estación de Bruselas Sur hasta Place Charles Rogier para llegar a nuestro alojamiento. A la altura de Place de la Bourse, justo delante del edificio de la Bolsa de Bruselas, nos sorprendió encontrar un escenario montado en mitad de la calle, cortando el tráfico y causando la expectación de los transeúntes que se acercaban a investigar. Aún había voluntarios montando un panel de proyección, por lo que supusimos que aquello, sea lo que fuese lo que se estuviese planeando, tendría lugar por la noche.
En un paseo por la tarde, ya con la única luz del alumbrado de la calle, volvimos al mismo lugar, esta vez, guiados por la música. Minutos después de llegar, expectantes por saber qué se escondía detrás de todo aquel misterio, el espectáculo comenzó. Un hombre salió del interior del edificio de la Bolsa de Bruselas y trató de atravesar la valla que rodea el recinto. Tras conseguirlo inició, junto con otros artistas, una coreografía que incluía interpretación, contorsionismo, baile y piruetas. Rodeando con el trazo de sus movimientos la estructura del edificio, los artistas atraían hacia ellos a una masa de personas, móvil en mano y boca abierta, que les seguían en su ritmo frenético. Si los bailarines se paraban en unas bóvedas para hacer piruetas, todos nos se paraban alrededor para observarlos. Si, de repente, siguiendo un cambio de ritmo en la música, huían a la otra esquina del edificio, todo el público corría con ellos. Actores y público formando parte del espectáculo, interactuando en plena calle con el arte, tanto arquitectónico como dramático. La calle se había convertido en el escenario y todos nosotros, figurantes. Investigando un poco descubrimos que se trataba de artistas del Teatro Nacional de Bruselas. Aquí os dejo el vídeo que a duras penas pude grabar, pues como ya os he dicho, era un espectáculo en movimiento.
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Soy Marina y desde hoy hasta junio soy la corresponsal de este blog en la ciudad de Amberes. Estudio Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en inglés y alemán en la UAM . Tal vez no lo sepáis, pero tanto el inglés como el alemán tienen una hermana no tan agraciada actualmente: el neerlandés. Por lo tanto, si sabes inglés y, especialmente, alemán ya tienes mucho camino recorrido en el aprendizaje de esta lengua (con nada más y nada menos que 38 millones de hablantes). Con lo cual, aprender neerlandés resulta una oportunidad difícil de desperdiciar (la típica oferta 3×2).
Por otro lado, resulta casi imposible evitar admirar la belleza de Flandes y sus ciudades portuarias, que nos dejan estampas dignas de ilustrar postales de Navidad. Paseas por Amberes y degustas de manera gratuita infinidad de sabores y matices del arte: el arte religioso y mitológico, el arte gastronómico, el arte moderno, el arte de la aristocracia, el arte de la moda e incluso el arte industrial.