Era un lluvioso día de semana y me encontraba dando vueltas por el Parlamento Europeo. Dispuesta a volver a mi residencia, leí un cartel con forma de flecha que rezaba ‘Wiertz Museum’. Aprovechando que era el primer miércoles del mes (Eso quiere decir que algunos museos son gratis) la curiosidad se apoderó de mi y me dirigí hacia este museo. Más tarde, descubriría que este museo siempre es gratis y no solamente en fechas señaladas.
Pero…¿Quién es Wiertz?
Pues bien, al llegar al edificio pude descubrir que Antoine Joseph Wiertz fue un pintor y escultor romántico belga nacido en 1806. Sus grandes obras, que decoraban la suntuosa sala, eran su mejor carta de presentación: Cuadros oscuros y explícitos al más puro estilo romántico me tocaron la fibra sensible.
La verdad es que fue un momento mágico, el escuchar el sonido de la lluvia tocando el tejado, mientras las sombras acompañaban a aquellas pinturas y esculturas predominantemente religiosas.
La construcción de este museo fue un trabajo conjunto entre el artista y el gobierno, que acabó apoderándose de muchas de las obras de su estudio al año de su muerte y que ahora se encuentran en este museo.
Si eres un amante del arte, ciertamente vale la pena pasarte por este museo cuando vayas de visita al Parlamento Europeo, ¡Estás a cinco minutos de descubrir a tu nuevo pintor belga favorito!
Me llamo Guadalupe y aunque nací en Buenos Aires (Argentina) he estado viviendo la mayor parte de mi vida en España (Concretamente en Cataluña y Andalucía). Estudio Publicidad y RRPP y mi debilidad es la creación de contenido audiovisual, eso quiere decir que llevo mi cámara a todos los sitios y tengo una obsesión por documentar mi pequeño paso por la tierra.
Hace un año justo decidí echar la beca para venirme a estudiar en Bruselas y un año después me encuentro aquí, en el centro de la capital europea con miles de historias y experiencias que he vivido en mi primer semestre.
En resumen podría decir que mi primer semestre en Bruselas estuvo repletísimo de emociones; Al principio, me resultó un poco duro alejarme de todo aquello que conocía y había aprendido a querer en España, pero poco a poco Bruselas y su gente me enseñaron que esta ciudad tiene mil y un rincones que hacen que sea imposible aburrirse y hoy en día resulta imposible despegarme de este rincón de Europa al que puedo llamar con orgullo ‘hogar’.