Flandes esconde verdaderos rincones encantados por la magia de sus fachadas, calles adoquinadas, parques alejados del bullicio y navegables canales, pero sobre todo por la ausencia de turistas en masa, permitiéndonos descubrir la esencia flamenca. En este post nos hemos acercado hasta Lier, a pocos kilómetros de Amberes para descubrir uno de los lugares con más historia de toda la provincia.
Descubriendo Lier
Grote Markt y Torre de Belfort
Lo primero que sorprende de Lier es la Grote Markt o plaza del Ayuntamiento, cuyo campanario gótico, o torre Belfort, vigila cada acontecimiento desde el 1369, mereciendo ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Si algo caracteriza al ayuntamiento de la ciudad, son sus escaleras de espiral y las múltiples y cargadas pinturas que decoran un interior rococó desde el 1740.
Además, en este mismo edificio encontraremos la oficina de turismo de Lier, con varias rutas disponibles para todos los gustos, ya sea a pie, en bici o a caballo, así como una aplicación para móviles que automáticamente nos explicará los más de 30 establecimientos históricos de Lier de manera automática, ¡y todo esto gratis!.
La Grote Markt está salpicada por decenas de restaurantes y cafés para todos los gustos, con precios que varían desde los 8€ hasta lo que tu bolsillo pueda soportar. Sin embargo, las cafeterías suelen ofrecer verdaderas exquisiteces a precios bastante asequibles… algunas de las ventajas de salir de los sitios turísticos.
Sint-Jacob
Dejando atrás la oficina de turismo, en la misma Plaza del Ayuntamiento, se erige la Capilla de Sint-Jacobs, o más comúnmente conocida como “Spaanse Kapel” (Capilla Española) debido a su utilidad como parroquia para las tropas españolas durante el siglo XVII. Este edificio empedrado del 1383 sufrió los vaivenes de la Primera Guerra Mundial reduciéndose a cenizas. Actualmente puede visitarse su reconstrucción todos los días de 9 am a 5 pm.
Felix Timmermans
Oda a la Vida, Pallieter, El niño Jesús en Flandes o Salmo Campesino tienen un estrecho vínculo de unión con Lier. Dicho lazo es uno de los escritures autodidactas de la literatura flamenca más conocidos cuyas obras han dado la vuelta al mundo: Felix Timmermans.
Hoy su legado queda en las páginas de las decenas de obras literarias, sus pinturas y obras teatrales, así como en la estatua que lo recuerda a orillas del Nete.
Torre de Zimmer
La Torre de Zimmer es la parada obligatoria de Lier, el símbolo de la ciudad que llegó incluso a sorprender al mismísimo Einstein. Una torre del siglo XIV que adquirió su gran fama en el 1930 gracias al reloj astronómico de Louis Zimmer. El famoso reloj no solo muestra las horas, sino también el signo del zodíaco, el día de la semana, las fases de la luna, etc. En pocas palabras, el “must” por excelencia de Lier.
Al otro lado de Zimmerplein se levanta la Puerta de los Prisioneros o Gevangenenpoort, cuyo nombre proviene de su función como prisión desde mediados del siglo XVI hasta 1930.
Sint-Gummarius y Sint-Pieter
Tal será la magnitud de la Iglesia de Sint-Gummarus que su construcción se alargó durante 200 años, lo que explica la variedad de estilos arquitectónicos que la hacen única: gótico, barroco y rococó. Aunque no sólo esto la caracteriza, sino también su torre de más de 80 metros invadida por un gran carrillón de 52 campanas. Como curiosidad, cabe destacar que en 1496, Sint-Gummarus acogió entre sus muros la celebración del matrimonio de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
Si en algo se aprecia la larga historia de países como Bélgica, es en el contraste arquitectónico de sus fachadas. A escasos metros de la Iglesia gótico-barroca de Sint-Gummarus, encontramos la Capilla romana de Sint-Pieter, probablemente la construcción más antigua de Lier (1225). Una combinación exquisita en una ciudad con encanto.
Beaterio
¿Qué sería una ciudad flamenca sin un pequeño y pacífico beguinaje? Lier también alberga uno de los 13 beaterios Patrimonio Mundial de la Unesco. Las tres primeras beguinas que dieron fruto a este rinconcito verde y blanco de la ciudad se asentaron en 1258, creciendo hasta las 162 casas que lo forman actualmente. En el centro del pueblecito encontramos la Iglesia de Santa Margarita, construida a lo largo de 100 años y con un gran órgano que preside el interior de la iglesia.
Lier, una ciudad de ovejas
Por último y no por ello menos curioso, son las 20 ovejas bañadas en metal que representan a los habitantes de Lier, o cabeza de oveja. Sí, yo también me preguntaba por qué los habitantes de Lier se enorgullecen por tal gentilicio, aunque todo cobró sentido al saber que, según cuenta la leyenda, éstos prefirieron el mercado de ganado antes que la primera universidad de los Países Bajos como regalo por haber ganado la guerra. El dinero fácil hizo que la primera universidad acabase construyéndose en Lovaina y que a éstos les llamasen “cabeza de oveja”.
Si aún no conocías la ciudad de Lier, ¡no dudes en visitarla!. Para más información podéis comentar o seguirnos en Twitter, Flickr y Facebook (Erasmusenflandes).
Tot ziens!