“Hello from the other side…”, como diría Adele y cualquier Erasmus haciendo la típica broma para referirse al plan de ir al otro lado del Escalda. Ahora que se acercan los exámenes y, por ironías de la vida, los días se vuelven soleados, los estudiantes huyen de las bibliotecas con la intención de hacer sus rutinas de estudio más alegres. Uno de los sitios preferidos es la otra orilla del río Escalda en el distrito Linkeroever.
Muy cerca de Grote Markt, en Hoogstraat, se encuentra la entrada al Sint Annatunnel (el túnel de Santa Ana) del distrito del Centro Histórico. Este túnel subterráneo que se extiende bajo el lecho del río, fue construido y abierto al público en los años 30. Aún hoy guarda cierto aire de la época con sus azulejos blancos esmaltados, su forma en arco de medio punto y sus escaleras antiguas de madera. Lo llamativo del túnel, además de su longitud (31 metros) y sus escaleras mecánicas es su historia.
En un principio, sus ascensores (con una capacidad de 3.000 kg, equivalente a 40 personas) fueron pensados para ser capaces de transportar ambulancias y coches de policía hasta el otro lado del río. Esta función quedó obsoleta tras la apertura del Kennedytunnel. Además, el túnel permaneció cerrado tras la llegada de los alemanes durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, lo que más merece la pena del paseo por el túnel es lo que nos espera al otro: un parque lleno de flores y césped donde montarte un picnic con amigos. Un poco más allá, hay un camino que bordea la orilla del río, perfecto para pasear con las vistas del río que aparece coronado en el horizonte por la otra orilla de la ciudad.
Soy Marina y desde hoy hasta junio soy la corresponsal de este blog en la ciudad de Amberes. Estudio Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en inglés y alemán en la UAM . Tal vez no lo sepáis, pero tanto el inglés como el alemán tienen una hermana no tan agraciada actualmente: el neerlandés. Por lo tanto, si sabes inglés y, especialmente, alemán ya tienes mucho camino recorrido en el aprendizaje de esta lengua (con nada más y nada menos que 38 millones de hablantes). Con lo cual, aprender neerlandés resulta una oportunidad difícil de desperdiciar (la típica oferta 3×2).
Por otro lado, resulta casi imposible evitar admirar la belleza de Flandes y sus ciudades portuarias, que nos dejan estampas dignas de ilustrar postales de Navidad. Paseas por Amberes y degustas de manera gratuita infinidad de sabores y matices del arte: el arte religioso y mitológico, el arte gastronómico, el arte moderno, el arte de la aristocracia, el arte de la moda e incluso el arte industrial.