Las beguinas eran mujeres solteras o viudas que vivían en comuna por necesidad, debido a las continuas guerras. No pertenecían a ningún tipo de jerarquía religiosa ni laica, ni siquiera estaban comprometidas por votos de tipo monástico, sino promesa de castidad. Vivian retiradas de la sociedad, en comunidad en el interior del beguinaje, dedicando su vida a la oración, la espiritualidad y la caridad, pero también al cuidado y defensa de los desvalidos y enfermos, en general a la ayuda a los demás. Estos cuidados, más la donaciones e ingresos procedentes de la educación y trabajos como la costura y los bordados era su modo de vida.
Los beguinajes se encuentran en la región de Flandes y Países Bajos, y los más destacados son los de Brujas, Ámsterdam o Lovaina. Son poblados dentro de las propias ciudades flamencas, libres del ruido habitual, en un espacio más natural, de hecho son de un tiempo pasado y lo aprecias cuando te adentras en él, es como haber pasado una puerta del tiempo. Con casitas de obra vista de ladrillo y piedra arenisca, o pintadas de blanco, con sus tejados a dos aguas, con zonas ajardinadas, parques y calles adoquinadas, muchas de ellas muy estrechas.
En Lovaina existen dos beguinajes con un valioso patrimonio artístico y cultural: El Beguinaje Grande y el Beguinaje Pequeño.
Groot Begijnhof
El Gran Beguinaje de Lovaina, Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO desde 1998, tiene unas 300 viviendas, actualmente ocupadas por estudiantes y miembros de la universidad, desde que la KU Leuven lo adquiriera y perdurara su existencia. Está construido a orillas del rio Dijle, que le da un encanto especial en todo el recorrido que se puede realizar por la zona. Parece un pequeño pueblo en sí mismo, con casas situadas a lo largo de una red de calles estrechas y pequeñas plazas. Contrasta con los beatarios de Brujas y Ámsterdam, donde todas las casas dan a un patio central.
Fue fundado a principios del siglo XIII, hacia 1232, y tiene una superficie de aproximadamente 3 hectáreas. Llegó a albergar 360 beguinas en el siglo XVII. A partir del siglo XVIII fue decayendo el número de ocupantes. La tropas revolucionarias francesas conquistadoras de Flandes, en 1795, abolieron las funciones del beguinaje, confiscando sus propiedades, permitiendo que las 198 beguinas que quedaban permanecieran en sus viviendas. Pasó a ser un hospicio civil, en continua decadencia durante los siglos XIX i XX. La última beguina en Lovaina murió en 1988. En 1962 la Universidad Católica de Lovaina lo adquirió y empezó sus trabajos de restauración de los edificios y calles que habían entrado en un progresivo abandono. Actualmente sirve como residencia para estudiantes y profesores de la universidad, huéspedes extranjeros y de colaboradores de la misma Universidad.
Destaca la iglesia de Sint-Jan-de-Doperkerk, o el convento van Chièvres, entre otros conventos, así como la antigua enfermería y el Faculty Club, lugar de encuentros sobre ciencia, cultura y empresa de la misma Universidad.
Klein Begijnhof
Se encuentra junto a la Abadía de Santa Gertrudis, donde también se erigió una comunidad de beguinas. La primera mención del Beguinaje Pequeño es de 1272. Solo se compone de una calle y dos callejones sin salida, donde vivían las beguinas que servían en la mencionada abadía cercana. Disponía de pocos recursos económicos, y en su apogeo apenas albergó 100 beatas. Como pasó con el Gran Beguinaje, después de la Revolución Francesa la ocupación disminuyó drásticamente y empezó el rápido deterioro de la zona. En el año 2000 se restauró minuciosamente lo que quedaba y se vendió a particulares. Actualmente quedan una treintena de casas en estilo flamenco tradicional.
Me llamo Andrea Pujol y soy catalana. Estudio cuarto de periodismo en Barcelona. Me encanta descubrir nuevas cosas, nuevos lugares y estoy deseando empezar esta nueva experiencia para relataros todos los detalles de esta maravillosa ciudad.
Los primeros días han sido muy movidos, sin ningún momento de pausa habituándome a la ciudad y a sus costumbres. He pasado por calles importan
tes, por grandes plazas y también por callejuelas perdidas. Lovaina tiene un encanto difícil de encontrar en cualquier otro lado.