“Gante no es una ciudad de detalles, sino que de los detalles nace el alma de Gante.” Así comenzaba el primer post que dio paso a este gran proyecto como corresponsal, y es que detrás de cada detalle, de cada fachada, escultura o rincón de la ciudad aguardan leyendas heroicas, de humildes artesanos o ricos burgueses, de vencidos y vencedores, historias que presumen de ser reales sin rechazar la fantasía e imaginación curtidas siglo tras siglo, generación tras generación.
Y algunas de estas leyendas son las que quiero plasmar hoy en un post lleno creatividad y de vida, un post que intentará contener el alma de Gante, aunque las palabras se queden pequeñas para recoger la esencia de una ciudad nacida de fábulas. Atentos los menos curiosos porque quizá las leyendas que dotan de espíritu a Gante despierten vuestro interés.
La leyenda del Mammelokker
La Torre Belfort no pasa desapercibida por ninguno de los turistas, su dragón de oro y las múltiples historias que protagoniza tampoco, sin embargo, muchos de vosotros os habréis cruzado repetidas veces con una de las esculturas más populares de Gante que esconde una leyenda cuando menos curiosa.
Se trata del Mammelokker, una escultura en la fachada frontal de la antigua vivienda del carcelero de la ciudad (entre el Campanario Municipal y la Lonja del Paño) que rememora la leyenda de Cimón, un prisionero condenado a morir de hambre y sed. Tras ser encarcelado, Cimón solo podía recibir visitas con la condición de que ningún tipo de alimento fuese introducido a la celda, siendo su hija la única que diariamente acudía a hacerle compañía. Los días pasaban y Cimón no sucumbía a la muerte ante el asombro de toda una población incrédula y fascinada por tal suceso. El día del juicio se descubrió que su hija, quien se encontraba en periodo de lactancia, amamantó a su padre para que éste sobreviviera. El juez, fascinado por todo el amor y bondad que desprendía Pero, la hija de Cimón, absolvió al prisionero de todos los delitos de los que se le acusaba.
La Caridad Romana, como se conoce a esta historia que data del año 31 d.C., queda actualmente esculpida en los muros de una de las torres más simbólicas de todo Gante desde el año 1.741. Su nombre, Mammelokker, proviene del dialecto gantés, significando Amamantar (Lokker) del pecho (Mamme).
El Manneken Pis gantés
Sí, a sorpresa de muchos, Gante tiene un Manneken Pis con una historia a sus espaldas cuando menos curiosa.
El pequeño Balduino, hijo de Felipe de Alsacia, destacaba por ser el travieso de la familia y hacerle la vida imposible a todo el que se propusiera. Vio su oportunidad de oro durante una de las procesiones dirigidas por el abad de Gante, aprovechando para desnudarse y mostrar a todos los fieles su entrepierna, provocando la ira del abad. Lo que no sabía el pobre Balduino era la mala relación del abad y su padre Felipe, que marcaría un final de piedra para Balduino. El abad, ni corto ni perezoso, lanzó una maldición al pequeño travieso convirtiéndolo en Manneken Pis el resto de su vida, pero con una hoja de parra como sustituto al calzoncillo, una tradición bastante religiosa.
Actualmente el Manneken gantés se muestra al desnudo como su compañero Bruselense. Además, Nestor, como se le conoce a este símbolo de la ciudad, está muy bien acompañado por Luna y Lena, las dos “Meisjes Pis” que desde el 2014 contemplan el canal a su lado en el número 17 de la calle Kraanlei.
El cañón Dulle Griet
Muchas son las leyendas que dan protagonismo al cañón más pesado de toda Bélgica, con 12.250 kg de peso (tras haber perdido 250 kg en el paso de los años debido a la oxidación). Algunas de ellas dicen que el cañón fue robado en Oudenaarde al ejército español de Felipe el Bueno, otras que tan solo realizó en su historia un fracasado cañonazo debido a su peso. Sea como fuere, las mejores leyendas son las que tienen un final inesperado, quizá como la primera que a mí me relataron acerca de Dulle Griet o “Margarita la Loca”, el gigante rojo gantés del siglo XV.
Según cuenta la leyenda, allá durante la Edad Media, cuando Gante aún sobrevivía de la agricultura y la ganadería, las rivalidades entre las dos orillas del Lys comenzaron a endurecerse provocando fuertes tensiones entre los habitantes de un lado y los del otro; tarde o temprano, la batalla estaba asegurada. Así que los soldados ganteses emprendieron unos meses duros de preparación hasta que un suceso traduciría el miedo de la orilla gantesa en seguridad ante una batalla vencida incluso antes de su inicio: el robo del mayor cañón de todo el condado. Los días previos a la batalla pasaron entre cervezas y las risas de los soldados que veían en sus oponentes el temor ante una guerra perdida. Finalmente llegó el esperado día con todos los preparativos listos para dar la victoria a un Gante confiado en su gran aliado, el cañón Dulle Griet, que salió a la luz con aires de triunfo y fue colocado a orillas del Lys apuntando desafiantemente a la orilla contraria.
Sin embargo, los soldados ganteses ni siquiera tuvieron tiempo a colocar la primera bomba; en cuestión de segundos, el suelo sucumbió a los 12.500 kg de cañón cayendo éste precipitadamente a las profundidades del Lys. Las risas del ejército se convirtieron en la valentía de un enemigo que aprovechó la oportunidad de luchar contra unos soldados desentrenados, y es que como bien dice el refrán, quien ríe el último, ríe mejor.
Son muchas más las fábulas que han sobrevivido a los vaivenes de la historia y cuentan con siglos de imaginación e ilusión, aunque desafortunadamente un post no sea suficiente para relatar todas ellas. Por ello he decidido terminar esta entrada proponiendo un reto: descubrir por qué parpadean las farolas de la plaza Sint Veerleplein, qué significado tienen los cisnes que se dan la espalda de la fachada del Ghent Marriott y a qué se deben los seis bufones del único gremio en pie de Gante, el de los albañiles.
Espero vuestros comentarios contribuyendo con las leyendas que más os hayan fascinado.
¡Hasta pronto soñadores!