En un rinconcito del centro de Amberes, justo en frente de la pequeña Porta Sancta de la Catedral, nos encontramos con un edificio de lo más singular. A primera vista lo primero que nos llama la atención es su fachada, totalmente arropada con un manto verde de enredaderas hasta tal punto que resulta imposible encontrar un solo hueco de ladrillo desnudo. Pero lo más especial del ‘t Elfde gebod se encuentra en su interior.
Su cercanía con la catedral parece que ha contagiado a este bar-restaurante del espíritu religioso. Sobre una base de madera y piedra, miles de figurillas de santos, cuadros y retablos dorados conforman la decoración del local. La misma característica del exterior se aplica al interior: no hay ni un solo espacio que no esté adornado con algún motivo religioso. Sus paredes de piedra, sus rosetones en las ventanas y la gran cantidad de figurillas que tapan la entrada de luz, guardan en el interior cierto ambiente fresco y sombrío que recuerdan al interior de una iglesia.
Aquí probé mi primera Timmermans Framboise, cerveza de frambuesa. Personalmente, no me gustan las cervezas con sabores frutales, pero me apetecía probar algo diferente y con años de historia. No me arrepiento de mi elección. Además de una gran variedad de cervezas, el local funciona también como restaurante. Los precios no están nada mal para la variedad y calidad que ofrecen.
Después de una visita a la maravillosa catedral, es el lugar perfecto para descansar tomando una cerveza sin abandonar del todo el ambiente místico de la catedral.
Soy Marina y desde hoy hasta junio soy la corresponsal de este blog en la ciudad de Amberes. Estudio Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación en inglés y alemán en la UAM . Tal vez no lo sepáis, pero tanto el inglés como el alemán tienen una hermana no tan agraciada actualmente: el neerlandés. Por lo tanto, si sabes inglés y, especialmente, alemán ya tienes mucho camino recorrido en el aprendizaje de esta lengua (con nada más y nada menos que 38 millones de hablantes). Con lo cual, aprender neerlandés resulta una oportunidad difícil de desperdiciar (la típica oferta 3×2).
Por otro lado, resulta casi imposible evitar admirar la belleza de Flandes y sus ciudades portuarias, que nos dejan estampas dignas de ilustrar postales de Navidad. Paseas por Amberes y degustas de manera gratuita infinidad de sabores y matices del arte: el arte religioso y mitológico, el arte gastronómico, el arte moderno, el arte de la aristocracia, el arte de la moda e incluso el arte industrial.