Como no podría ser de otra manera, la primera ciudad que decido visitar durante mi estancia en Flandes es Brujas. Situada en el extremo noroeste de la región, esta ciudad recibe su nombre de la palabra Brug, que en neerlandés significa puente. Esta ciudad de enseño fue un importantísimo punto comercial debido a sus canales hasta el siglo XV, cuando comenzó su periodo de decadencia. Sin embargo, las sucesivas restauraciones llevadas a cabo en el siglo XX, han hecho de esta ciudad uno de los lugares más turísticos de Europa; de hecho, su casco histórico fue proclamado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
Lo primero que todo turista verá en Brujas será su Plaza del Mercado o Grote Markt (para ir allí desde la estación de Brujas, todo turista se deleitará por el camino con la Catedral de San Salvador). El Grote Markt es el centro neurálgico de la ciudad, y como ciudad flamenca que se precie tiene un imponente campanario (Belfort) situado en esta plaza, al que se puede subir. La actividad en el Grote Markt de Brujas no deja lugar a dudas: verás turistas, coches, carros y bicicletas pasando continuamente por allí.
A continuación nos dirigimos a la Plaza Burg, que no tiene nada que envidiar a la primera. En esta plaza encontraréis el Stadhuis (Ayuntamiento), de estilo gótico, la Basílica de la Santa Sangre, con un piso románico y un piso neogótico, y el Brugse Vrije (Franconato de Brujas), que albergaban los antiguos Tribunales de Justicia.
Y por qué no, aprovechando que la plaza te dejará con la boca abierta puedes probar el famoso chocolate belga en cualquiera de las chocolaterías que custodian la plaza Burg.
Como último punto del día, visitamos el muelle de Rozenhoedkaai, probablemente el punto más fotografiado de Brujas (pasando por el Mercado del Pescado y la Plaza de los Curtidores). En este canal de ensueño verás barcas con turistas pasar continuamente, pues eso sí, Brujas es una ciudad llena de turistas (aunque muy tranquila ya que apenas circulan coches). Así que si este punto no es del todo para ti, siempre puedes sentirte más local tomándote una cerveza artesanal en cualquiera de las cervecerías que rodean el muelle. Mientras saboreas esa cerveza, verás a uno o varios pintores alimentándose de la inspiración del muelle.
En fin, suena de película ¿verdad? Nosotros aún no nos hemos recuperado de la catarsis que esta ciudad provoca en todo aquel que la visita. Incluso las calles secundarias parecen salidas de un cuento, haciendo gala de una ciudad que emerge, orgullosa, de la estética.
Como he dicho anteriormente, es una ciudad basada en el turismo, por lo que todos sus monumentos son fácilmente accesibles y con gran variedad de tours y visitas guiadas. Aquí podéis consultar todos los precios y horarios de los museos de Brujas.
¡Nos vemos pronto!