Una vez más, podemos decir que la ciudad de Gante nunca deja de sorprendernos.
En esta ocasión, y durante los días 1 y 2 y octubre, los niños toman la ciudad. Asistimos a la segunda edición del festival infantil Wildemannen.
Recorriendo la ciudad encontramos por todas partes niños disfrazados de hombres salvajes, con excéntricos atuendos y portando palos en sus manos. La ciudad se convierte en una pista de descubrimiento artístico para ellos.
Frente a la Iglesia de San Nicolás, un recinto montado para la ocasión y presidido por una inquietante estatua con forma de rostro, ofrece actividades de pintura, disfraz y maquillaje para los más pequeños. En el recinto proporcionan un mapa que los participantes deberán recorrer. Distribuidos por la ciudad, hallarán pequeños tesoros artísticos que les ayudarán a completar la gymkana: cantantes esperan a los niños en diferentes balcones, pintores, bailarines, animadores…
Todo un universo creado para proporcionar a los más pequeños una experiencia única y de ensueño.
Me pareció mágico ver esa transformación en la ciudad, una de las caras más amables de Gante… y uno de los festivales más alternativos y rebeldes, rezumando asociación, vecindad y organización.
¡Pero no hay descripción mejor que la cara de ilusión de los participantes! En la web del festival podéis encontrar información sobre esta y la pasada edición.