Cuando llevas un tiempo paseando por Amberes junto al río Escalda (o Scheldt, como lo llaman por aquí), observando la ciudad desde lo alto del MAS o tras pasar horas sentado en la zona del puerto cerca de Steen Castle te acabas dando cuenta de que algo falta en el paisaje de Amberes. Algo que debería estar ahí no está.
Hagamos recuento: vemos un río; vemos los barcos que navegan por el gran Escalda, vemos un paseo junto al rio para disfrutar de una zona tranquila; vemos casas al otro lado del rio; hay fábricas con sus correspondientes chimeneas (sí, esto ya no es tan bonito). ¡¿Qué nos falta?! Aparentemente nada, está todo, pero nuestra cabeza está convencida de que falta algo grande, pesado y muy necesario. Algo que en casi todas las ciudades encontramos mirando al otro lado del rio.
Al principio lo dejamos pasar hasta que, de repente entre conversaciones existenciales en una mezcla de idiomas con el inglés, alguien se fija en el paseo que hay al otro lado y sugiere: ¿que habrá al otro lado del río? ¿vamos mañana? Claro que sí, ya está listo el plan, ya hemos quedado pero…. ¡¡DONDE ESTÁ EL PUENTE!!
Justo esto es lo que faltaba, ¡UN PUENTE! Lógico que nuestro cerebro se estuviera volviendo majara, algo efectivamente no encajaba. Y es que por mucho que miremos, no encontraremos un puente peatonal que conecte el centro de Amberes con la zona de Linkeroever, al otro lado del rio. Pero claro, allí hay gente viviendo, ¿cómo entonces hacen para llegar?
He aquí el secreto que se esconde bajo el río Scheldt: el túnel de Santa Ana. Este “secreto” de 572 metros de longitud está aquí, escondido bajo el río desde 1931-1933 y es el único túnel de peatones de la ciudad que conecta el centro de Amberes (Richter Oever) con la orilla opuesta (Linker Oever). Decir que es “secreto” no está de más, ya que no resulta fácil de encontrar su entrada a la primera, situada en una placita llamada Sint-Jansvliet al final de Hoogstraat en un pequeño edificio a la puerta del cual encontramos agolpados numerosos ciclistas.
Desde allí podemos tomar un ascensor que nos lleve en un suspiro a unos 31 metros bajo el rio, motivo de que se agolpen los ciclistas hasta la apertura de las puertas del ascensor, que funciona hasta cerca de las 8 de la tarde. Otra fiarnos del buen funcionamiento de las escaleras mecánicas de los años 30, bien conservadas y en funcionamiento durante el día hasta las 7 de la tarde aproximadamente, algo digno de ver.
Una vez abajo tendremos que recorrer los 572 metros de túnel ants de subir hasta la otra orilla del rio, una aventura en la que siendo peatones deberemos tener cuidado con las numerosas bicicletas, no por que el túnel sea estrecho (mide mas de 4 metros de ancho) sino porque pasan a gran velocidad, recorriendo esta línea recta en bastante menos tiempo del que necesita un peatón (10-20 minutos a pie, según el ritmo de cada uno).
Una vez al otro lado podremos disfrutar de otro punto de vista de la ciudad, su elegante Skyline, con la catedral y el Steen Castle como grandes protagonistas. Además, a este lado del rio encontramos la playa de Amberes, St Anneke, así como una ruta para bicis disfrutando de las vistas.
Tres consejos mas para este paseo:
- Disfruta del camino, no solo de la otra orilla. Merece la pena prestar atención a lo bien conservadas que están las escaleras mecánicas, a los azulejos que decoran las paredes del túnel y a algunos detalles que podemos encontrar por el camino.
- Ve durante el día y vuelve tras la puesta de sol. Tendrás una fotografía muy diferente de Amberes, original y poco conocida.
- Vuelve tras la puesta de sol, ¡no te entretengas! No hay nada que temer, pero puedes encontrarte con que las escaleras mecánicas no funcionen si vuelves muy tarde. Sí, puedes usar el ascensor que usan los ciclistas, pero se han dado casos en que el ascensor deja de funcionar también a cierta hora y aunque bajar no cuesta tanto, recuerdo, ¡son 31 metros de subida! (si vas con bici, ¡te tocará cargarla a ti por una vez!)
No te defraudará, te apetecerá cruzar mas de una vez en tu #erasmusamberes.