Ya rozamos la mitad de nuestra etapa Erasmus, y como en todo largo camino, se debe parar a disfrutar de lo recorrido. Ya hemos vivido muchas experiencias, viajes, cientos de fotos, vídeos y horas de tren, tantas cosas que nos entran ganas de sentarnos a tomar una buena cervecita. En Leuven, aunque hay cientos entre las que escoger, no hay nadie que no haya probado la Stella Artois. Esta cerveza es la más básica y barata que se encuentra en los bares y pubs lovanienses, y además se fabrica aquí.
En este post vamos a aprender un poco más sobre esta cerveza y su relación con Lovaina, siendo la favorita de sus habitantes. Pero ojo, no es la única que se fabrica en la ciudad. En las instalaciones de Stella Artois además se producen la Leffe y la Hoegaarden, y además hay alguna que otra cervecería que hace su propia cerveza.
Cuando vemos el logotipo de la Stella, distinguimos el nombre, “Stella Artois” y dos elementos más, el número 1366 y un cuerno. Esta es su historia: En el siglo XIV se comenzó a fabricar cerveza en la zona de Lovaina, más concretamente en uno de los terrenos de caza de los duques de la ciudad. Esos terrenos se conocían con el nombre de “De Hoorn” o “el cuerno”. Desde entonces la cerveza preparada por los habitantes de Lovaina se identificó con ese símbolo hasta el siglo XVIII.
De ahí surgen los 2 elementos, pero, ¿y el nombre? Hasta el citado siglo XVIII la cerveza de Lovaina había recibido distintos nombres, pero era más conocida como De Hoorn. Paralela al desarrollo de las cervecerías, la universidad, fundada en 1425, surtía de estudiantes de química y ciencias a éstas como maestros cerveceros y de hallazgos técnicos y científicos a la elaboración de la cerveza (y de estudiantes como clientes). En 1808, un estudiante brillante cambió radicalmente la concepción de fabricación de cerveza, compró la cervecería y continuó haciendo cerveza dándole su nombre, Sebastien Artois. De 1808 a mediados del s. XX se conoció como Artois, hasta que se pensó en hacer una edición especial de Navidad, en la que la cerveza fuese clara y brillante como una estrella navideña, la Stella Artois. Esta versión tuvo tanto éxito que se continuó fabricando, y hasta aquí hemos llegado.
¿Y qué es lo que hace falta para producir la tan querida Stella? Sólo cinco ingredientes son necesarios.
El primero, como no podía ser de otra manera, el agua. Aunque las malas lenguas dicen que se saca del canal adyacente a la fábrica, la verdad es que se obtiene de los más de 50 pozos que surten de agua a Lovaina. Este agua es cuidadosamente analizada y manipulada para que el sabor de la Stella sea constante a lo largo del tiempo.
Después, la malta de cebada, esos granos de cebada que se germinan parcialmente en humedad para generar las enzimas que convertirán el almidón en azúcar durante el proceso de fabricación, son tostados para matar al embrión de la cebada y darle más aromas y pigmentos.
A la malta de cebada se le añade maíz molido y desgrasado, que aumentará la cantidad de almidón y los aromas, haciendo que la cerveza sea más dulce y alcohólica. La mezcla de maíz, malta y agua de Lovaina es calentada a temperaturas concretas para que el almidón sea convertido en azúcares por las enzimas de la malta, originando un caldo dulce llamado wort.
Ahora entra en acción el cuarto elemento de la lista, el lúpulo, o mejor dicho, las flores femeninas del lúpulo. Este ingrediente de la familia de las cannabináceas le da el sabor amargo y libera compuestos antibacterias. Al ser añadido al wort es hervido durante 4 días bajo la atenta mirada de los maestros cerveceros que están al quite de que nada se salga de lo deseado.
Por último, la levadura, administrada en 0,5L por cada 100L de wort hervido, finalmente fermenta el caldo para convertir los azúcares en alcohol y dióxido de carbono. Las levaduras de cerveza son el elemento más valioso de cualquier fábrica e industria cerveceras, por lo que se guardan como oro en paño, en varios lugares y bajo estrictas medidas de seguridad. Esto ocurre así porque dependiendo de la levadura obtendremos Stella, Heineken, Estrella Galicia o Cruzcampo.
¿Impresionados, no? Pues para todo ese despliegue de conocimiento cervecil no hace falta un grado en Biotecnología, sino sólo acudir a visitar la fábrica de Stella Artois en Leuven! Se encuentra aquí, y por 8,5€ (7,5 si eres estudiante) podrás disfrutar de la visita a la fábrica, que incluye las charlas, un paseo por dentro de las instalaciones, ver las líneas de envasado industrial y al final, para descansar, una Stella o dos en su bar. Para reservar los tickets se tiene que acceder a la página de Visit Leuven, y elegir o sábado o domingo a las 3PM. Al salir recibiremos un pack de cervezas de regalo (Stella, Hoegaarden y Leffe).
Pero, si tanto ver y beber cerveza nos abre el apetito, nada mejor que aprovechar el sitio donde se produce cerveza artesanalmente y además se puede comer todo tipo de comidas, en el centro de Lovaina. Ese lugar es Domus. Además de poder comer como en cualquier restaurante normal, los grifos de cerveza de la barra enlazan directamente con la fábrica, para servir su conocida Nostra Domus, o la Con Domus.
Esta peculiar fábrica-restaurante se puede visitar, reservando aquí, pudiendo acceder a diferentes planes según lo que nos apetezca, si cenar, tomar algo o simplemente visitar las instalaciones.
Con este post nos queda más claro que Bélgica y sobre todo Flandes y Brabante son los lugares más indicados para beber cerveza (más de 400 marcas sólo en la región), y, por supuesto, contaremos más sobre nuestra bebida favorita, con más cervecerías y viajes en… #ErasmusLovaina