Hipócrates dijo: “Que la comida sea tu alimento, y el alimento tu medicina” Pues bueno chicos, en este viaje culinario en el que se está convirtiendo mi Erasmus he llegado a varias conclusiones que quiero compartir con vosotros.
La primera es que aunque cueste creerlo, hay vida más allá de las hamburgueserías y los kebah que encontramos en cada esquina, creedme. En Lovaina contamos con biosupermercados y mercados agrícolas en abundancia casi todas las mañanas por el centro, donde existe la posibilidad de obtener buenas frutas, verduras, legumbres,… y ¡todas orgánicas!
Como no puedo evitar mi vena bioquímica tengo que explicar que es esto de los productos orgánicos. Son aquellos que no tienen altas concentraciones de químicos, con lo cual son más saludables. Con el ritmo de vida que lleva un erasmus, es muy conveniente cuidarse un poco, aunque a la vez nuestro paladar esté disfrutando.
Y cuando estemos hartos de tantas fries, también hay comida para llevar no-precocinada y muy sabrosa (véase mi cara de felicidad comiéndome una empanada de espinacas y queso).
Todos sabemos que los belgas aman su cerveza, pero es que ¡hasta esta se puede encontrar orgánica! Un ejemplo de ellas es la Mongozo Premium Pilsener, que se ha llevado algún premio por ser una cerveza orgánica sin gluten y encima perteneciente al comercio justo. También tenemos la Belgoo Bio Amber que muestra una deliciosa combinación de tres cereales.
Y por último, que en estos productos orgánicos de los que hablo, apenas se observan embalajes de plástico. Hay una gran cantidad de alimentos no envasados como harina o azúcar, o botellas de cristal y vidrio evitando el plástico y contribuyendo así a cuidar un poco más nuestro planeta. Y recordad…si no cuidamos nuestro planeta, ¡no se puede seguir disfrutando de la cerveza!