Hoy os traigo un post especial, algo personal y cercano del lugar en el que ahora mismo soy corresponsal. Una ciudad que para mi antes no tenía nombre. Pues yo tuve la suerte de conocer a estudiantes de intercambio de la Universidad que alberga esta ciudad flamenca en mi ciudad natal y gracias al Erasmus y a otros lazos, hice intercambio el año siguiente para reencontrarme con ellas e impresionarme, no solo de ellas y del tiempo que había pasado sin verlas, sino de la ciudad que ahora represento en este blog. Si Gante se mereciera algún rango, reafirmaría mil veces una posición en el pódium. Me quedo fácilmente sin palabras, pero a continuación voy a intentar describir mis motivos que me justifican. Llevo viviendo en Gante más de seis meses y creo que la ocasión lo merece. Si ya has visitado Gante y te has quedado para verlo de noche, reconocerás algunas de mis palabras. De lo contrario, tienes la oportunidad de venir y enamorarte de esta ciudad con todos tus cinco sentidos. Atento a sus reflejos de luz y al agua iluminada.
¿Y qué es tan especial? Dejando de lado la gastronomía, las atracciones turísticas y las prisas de verlo todo en un día, os hablo de la noche en Gante, de una luz que ilumina la capital de Flandes oriental y que quiero mostrar a todos los que la visitan y son testigos de esta maravilla. Hablo del color que refleja el gótico escaldado y flamígero de las principales torres de la ciudad, de las casas que se asoman por los canales, de Graslei y Korenlei, el sitio de Gante más fotografiado.
Puentes, mariposas, relojes. Los ganteses cuidan muy bien el plan de iluminación de la ciudad y estas fotos lo demuestran. De hecho, para finales de enero del año 2018 la ciudad prepara el festival de la Luz. Cinco días, o mejor dicho, cinco noches para ver Gante en todo su esplendor y mejor que nunca. Sin embargo, a día de hoy nos conformamos con estos momentos, pues ahora mismo cada noche está siendo igual de brillante que la anterior.
También en Navidad, tienes la oportunidad de montarte en la noria que sitúan en Korenmarkt. Ya van siendo dos años seguidos en que todos los visitantes pueden montar y disfrutar de la ciudad desde lo más alto y seguro que en el futuro Gante seguirá apostando por tales vistas, que merecen mucho la pena.
Gante invita a quedarte. Su noche te atrapa, su historia te conmueve. Y si tuviera que volver a elegir mi Erasmus, no dudaría en volver. Pero dejemos las prisas y disfrutemos de este momento. Piénsalo, acaba de comenzar el segundo semestre, no hay exámenes, todavía puedes relajarte y pasear por los canales cuando la ciudad duerme, cuando las casas se iluminan y se reflejan en el agua. Esos momentos son inolvidables y Gante siempre te acompaña. Es un regalo y no deja de ser un secreto, por eso mido mis palabras por si tienes el gusto de disfrutar de la noche y descubrirlo tú mismo.