Martes, jueves, viernes, sábado,… todos esos días en lo que la fiesta estudiantil de Lovaina esta en apogeo nos vamos de Hasselt para allá en un santiamén. En esta entrada os ofrezco un tour que solemos hacer mis amigos y yo fin de semana sí y otro también para irnos de “farra” por esta maravillosa ciudad. A la tarde noche nos empezamos a preparar y nos solemos coger el tren de las 22:30 para estar allí a las 23:15 y ¡a disfrutar!
Que no pare la fiesta, don’t stop the party no solo lo dijo Pitbull, los picadores tan amables de “Belgian rail” nos desean buena noche antes de bajarnos del tren después de haberse echado unas risas viendo lo bien que nos lo hemos pasado en el trayecto. Y… comienza la noche, ¿Dónde ir? Pues más fácil sería preguntarse ¿Dónde no ir?, la Oude Market está llena de bares tanto de baile como de chilling, ahora se entiende que allí se encuentre la barra de bar más larga de Europa.
Siempre nos gusta empezar calentando por el Villa Artolis, cervezas a 2 euros y chupitos de numerosos sabores entre 1 y 2 euros. No os podeis ir de allí sin probar alguno de los de jenever que el camarero os aconsejara muy amablemente según vuestros gustos (yo recomiendo a toda costa el sabor Cactus). Además si hacéis buenas migas con el seguramente ponga todas las canciones que le pidáis y seréis los reyes de la discoteca.
A continuación nos dirigimos a Plaza donde se encuentra la cerveza más barata de toda la plaza a 1,50. Y no es moco de pavo… se trata de Stella Artois, otro símbolo de la cerveza belga. Después el Albatros nos recibe con los brazos abiertos y con unas tarimas que dan mucho juego para moverse al ritmo de una buena música siempre y cuando no te caigas como me suele pasar a mí. Los éxitos del momento y reggaetón español suenan a todo volumen aquí.
Y como lo bueno se hace esperar, nos encanta acabar en el Karement dándolo todo con música electrónica pinchada por prestigiosos DJs la mayoría de jueves, viernes y sábados. Esta supone la mejor opción para los que están un poco harto de la música latina que tanto se oye por España.
Pero tengo que deciros que os he mentido. Mis noches en Lovaina nunca acaban en el Karement. El final del tour termina comiendo unas fries que compramos antes de irnos para picar de camino al tren, y así acaba una noche redonda.