¿Es una burbuja?, ¿pero de colores?, ¿pero y de verdad se puede comer?, ¿pero y eso está bueno?, ¿¡Y además es refrescante?!
Todas esas preguntas venían a mi mente cuando me hablaban del “Bubble Tea“. Una refrescante y dulce bebida, de té con frutas, recién llegada del mismísimo Taiwán.
En un pequeño establecimiento, escondido en una callejuela perpendicular a “Le Meir”, nos sorprende este peculiar local. Adornado con coloridos dibujos y grandes rótulos, “Taste the inspiration“, su incitante eslogan nos invita a entrar y probar algo diferente.
Una vez dentro, la florida variedad de tipos, olores y sabores nos deja un poco indecisos. Nada que su amable personal no sea capaz de resolver, pues rápidamente, un vivo dependiente nos pregunta si es “nuestra primera vez”, y procede rápidamente a explicarnos la historia de esta enigmática bebida.
Todo ocurrió cuando Chi, el fundador de esta cadena comercial, y por aquel entonces, un exitoso guitarrista estrella de rock, ya tenía todo lo que podía desear. Sin embargo, un día se despertó inquieto, y de alguna manera sintió que había algo más en la vida. Escuchó una llamada de su interior, algo que le decía que su destino era hacer cosas más grandes, como el mismo dice: hacer del mundo un lugar mejor…
Chi comenzó a viajar en busca de su propósito en la vida. Como empresario, buscaba una experiencia que haría cambiar la mente del mundo occidental. Así empezó viajando a el Tíbet, donde pasó una temporada viviendo con los monjes. Fue allí donde encontró la paz interior. Pero realmente, no solo era esto lo que él buscaba.
Y así, se trasladó a Taiwán, lugar del que sus antepasados procedían, y donde las gentes en seguida se volcaron con él, y le transmitieron su sabiduría y costumbres, entre las cuales estaba el Kung Fu. Fue precisamente con este pasatiempo, en un caluroso día después de haber vencido a su Sensei en una batalla de entrenamiento, cuando sediento encontró una extraña tienda de refrescos, donde se anunciaba este té burbujeante.
El sabor de esta bebida inmediatamente le recordó su infancia y lo transportó a los sabores y olores de tan largo tiempo olvidados. Aún intrigado por esta bebida mágica, Chi estaba decidido a averiguar más. Tozudo, se encaminó a la parte más alta de las montañas, donde combatió al “brujo de Nicfachg” y obtuvo la receta original para el té de burbujas. Con su último aliento, el propio brujo le confesó que siempre había sabido que ese momento llegaría y que solo le pedía que no fuese egoísta, y transmitiese al mundo entero el conocimiento que se le otorgó, ayudando a otras gentes con las innumerables virtudes y propiedades de este refresco.
Tras este viaje a la historia, ya de nuevo en Amberes, el vendedor también nos explica que se trata de una bebida con base de té, pudiéndose mezclar con leche o zumo natural de frutas.
Las burbujas están hechas de “tapioca” un material gelatinoso similar al de los ositos de gominola y con numerosas opciones de sabores, desde exóticas frutas, hasta dulces chocolates, vainilla, café o coco. Las posibilidades son tan variadas como sus colores, pero todos deliciosamente servidos en un gran vaso con una pajita muy gruesa para poder degustar también las explosivas pompas.
¿De verdad no te entran ahora ganas de probar este pedacito de Taiwán?
8tea5, Antwerp. Korte Klarenstraat 15.