Una increíble iniciativa, una bonita manera de aprender de forma interactiva, empaparnos de cultura, y a la vez pasar un buen rato con amigos.
Tras varios días de anuncios, carteles y pregones por toda la ciudad: al fin el gran evento Mercado Verde ha tenido lugar. En un maravilloso día de sol, el “Hof Van Liere”, el pequeño oasis de felicidad delante de la biblioteca de la Universidad, se llenaba de casetas y estantes con todo tipo de productos venidos de lejanos lugares en todos los continetes. Eso sí, el platano o la mejor llamada “bananica“, curiosamente era el tema estrella de este particular mercadillo, ¿Podéis adivinar el por qué?
Desde pequeñas organizaciones de estudiantes, hasta grandes asociaciones trabajando en todo el mundo como USOS o la conocida Oxfam. ¿La unión de todos ellos? Un mismo lema común: “power food for human rights“.
Así, con distintos productos ecológicos: incitantes bananas recubiertas de chocolate, deliciosos bizcochos vegetarianos, ¡hasta auténticos platos de comida por 1 solo euro! Esto último fue posible, gracias a una compañía que recolecta en los supermercados todos los productos que ya no pueden vender por caducar ese mismo día, trasnocha para cocinarlos, y al día siguiente te los ofrece a un precio más que asequible. Ellos ganan, tu ganas y el mundo gana al estar “reciclando” comida y disminuyendo el consumo.
Una workshop con 3 posibilidades de aprender a hacer “chemic free” cosmeticos como un exfoliante a base de “té chai”, un bálsamo de labios con limón, o incluso nutella con nuestro adorado platano.
Venga, que no os resistís os cuento ya por qué esta amarillenta fruta como tema central. La bananica, intenta representar todos los alimentos en cuya cadena de producción, se produce alguna injusticia humana. Un ilustrativo juego nos acerca al tema: se trataba de transportar un “saco de platanos” tan solo 10 metros bajo el abrasador sol belga, sería que hacía buen día pero os juro que casi se sudaba… Bien, pues los trabajadores en Nicaragua, transportan 3 veces más peso, durante 12h seguidas y bajo un sol muuuucho más ardiente. Y todo por un salario más que escaso.
Así, te hacían darte cuenta de que absolutamente merece la pena gastar 10 céntimos más, comprando productos con el sello “fair trade” con los que te aseguras que en la cadena de venta, no se vulnera ningún derecho humano y logrando los granjeros hasta un 25% más de remuneración por su producto.
Para los que se interesasen un poco más, unas interactivas letras te aconsejaban cómo contribuir a un mundo más sostenible, o te instruían a cerca de curiosidades como dónde se cultivan productos como el café, cacao, arroz o té. ¿Has acertado? Un auténtico molinillo eléctrico te felicitará.
El entusiasmo y esfuerzo puesto en esta iniciativa se respiraba en cada esquina.
Además, por si todo esto no era suficiente, para todos los que rellenasen un pequeño cuestionario valorando tu experiencia y poniendo a prueba un poquitito de los conocimientos adquiridos a cerca de Nicaragua y los productos “fair trade”, a la salida del mercado te regalaban un chulísimo llavero tallado en madera con el logo del mercado.