Llega el final del Erasmus, con sus respectivas despedidas, llantos, abrazos… nos toca salir de la burbuja, volver a la realidad y despedirnos de, seguramente, el mejor año de nuestras vidas. Pero a veces llorar es bueno. En este caso, significa que hemos disfrutado mucho de cada momento Erasmus. Hay un montón de cosas que no olvidaré de esta aventura, y estoy segura de que muchos de vosotros os sentiréis también identificados con ello. ¡Vamos a comprobarlo!
Llegar a la ciudad y no conocer a nadie. Tener que buscarte la vida tú sólo. Eso nos ha ayudado a ser más independientes y también más solidarios. Al principio, todos teníamos un pequeño nudo en el estómago. ¿Quién será nuestro grupo de amigos? ¿Dónde viviré? ¿Me gustará la universidad? Pero ese nudo desaparece en un día, os lo aseguro. Lo mejor de esta experiencia es el buen ambiente entre los estudiantes.
Una de las cosas que me sorprendió mucho al llegar fue la música en el metro. Parece una tontería, pero la verdad es que escuchar a Fito y Fitipaldis nada más llegar, te hace sentir como en casa. Otra de las cosas que me he planteado a veces es quién no se ha acostumbrado a escribir con el teclado belga y se ha equivocado después al utilizar el español ¿O no os habéis sorprendido al ver que en las universidades belgas el 90% de los estudiantes tienen un ordenador Mac? Parece que en Bélgica los regalan…
En el fondo también echaremos de menos el que no haya contenedores en la calle. Estoy segura de que a muchos de vosotros habéis tenido que volver a casa corriendo porque tocaba bajar la basura y el camión estaba a punto de pasar.¿Y que me decis de las fiestas? Una de las cosas que te quedan suficientemente claras al venir a Bruselas es que los belgas son muy parecidos a los españoles… ¡nos encanta salir!
Anda que no hemos hecho planes diferentes: ir a los bailes de cada facultad (a los cuales había que ir casi más arreglados que a una Nochevieja); salir por el centro y acabar casi siempre Céltica y Mezzo, dos bares cuyos nombres nunca olvidaremos; ir el fin de semana a Delirium y luchar por encontrar un hueco y por elegir una de las 2.400 cervezas que sirven; ir a las fiestas que organiza la ULB (la Nocturne, la Fête des Lumières, la Brassicole); asistir a los apéros cuando llega el buen tiempo; empaparte de cerveza en una TD (¡hasta echaremos de menos levantarnos con ese olor a cerveza en la habitación!); ir a hacer un examen oral vestido como si se tratara de una boda, llegar al Carrefour a comprar algo y ver que ya llevaba cerrado una hora, comer pasta en botes de cartón; ver los partidos de fútbol en el bar 77 comiendo una de las mejores hamburguesas (sólo por 7 euros tendréis la mejor hamburguesa del mundo); hacer la misma ruta turística 83710364983 veces y conocértela mejor que tu casa; tomar el sol en Bois de la Cambre; comprar 24 botellines de Maes por 5 euros…Recordaremos también cada uno de los kebabs que hemos comido, cada una de las Bicky Burgers que hemos devorado, cada uno de los gofres que nos ha empachado y, sobre todo, la dificultad al elegir una salsa para las patatas (aunque yo me quedo con la salsa brasil).
Nos toca volver, a la mayoría, a casa de nuestros padres (en realidad es a ellos a quienes deberíamos agradecerles la Erasmus). A pesar de que siempre se tienen algunos problemas al convivir con gente, vivir con amigos siempre es divertido. “Hoy te toca a ti limpiar el baño”, “No te olvides de bajar la basura” o “¿alguien ha visto el plato de pasta que me sobró ayer?”. Son frases que se han repetido una y otra vez este año, y hasta las echaremos de menos.
A los futuros Erasmus de Bruselas quería dejaros otro mensaje: disfrutad y no digáis que no a ningún plan. Intentad convivir al menos con gente que hable inglés o francés, porque todos sabemos que al fin y al cabo acabaremos con españoles, así que al menos, podemos aprovechar y convivir con gente de otros países. ¡Ah! ¡¡Tened cuidado con los carteristas!! No es raro que veáis carteles diciendo “Watch out for pickpockets”. Mi experiencia me ha dicho que hay que vigilar muy bien los teléfonos móviles (con sólo deciros que he tenido cuatro móviles diferentes en un año, os lo digo todo).
Y al próximo corresponsal de Bruselas, quiero desearle mucha suerte en su trabajo. Aunque a veces resultará estresante, vas a tener la oportunidad de conocer una ciudad mejor que tu ciudad natal, así que nunca pierdas las ganas de perderte, escuchar a cualquier persona e indagar sobre los secretos de Bruselas. A los lectores de este blog también quería daros las gracias por leerlo. Espero que lo difundáis a los próximos españoles que vengan a Bruselas. Y por supuesto, quería agradecer esta oportunidad a la Oficina de Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas por darme la oportunidad de ser Corresponsal Erasmus, una oportunidad única.
Para concluir, quería decir que, aunque hay mil lugares, mil momentos y mil experiencias vividas, yo me quedo con todas y cada una de las personas que he conocido en este Erasmus. Sólo quería daros las gracias por hacer de este año uno de los mejores de mi vida.
Je t’aime Bruxelles, tu vas me manquer.