Por la ciudad de Bruselas aún siguen resonando las melodías del gran cantautor, actor y cineasta Jacques Brel (1929-1978). El cantante belga fue reconocido por su poesía, emotividad e interpretación en sus canciones. Desde sus melodías llenas de vida y ritmo hasta las más solemnes y oscuras.
Compuso y grabó en francés, excepto algunas de sus canciones más conocidas en holandés. Aún así, su música ha sido versionada y cantada en muchos otros idiomas. Tal fue su éxito que ha sido reconocido como uno de los compositores belgas francófonos más importantes de todos los tiempos.
Sus raíces fueron en la ciudad de Bruselas, exactamente en la Avenue du Diamant, 128 donde el artista creció sus primeros años. En ese lugar podemos encontrar escrito: “Aquí nació Jacques Brel (1929-1978). Cantó a las llanuras, a la vejez, a la ternura y a la muerte. Vivió su vida, sin embargo el poeta permanece”.
Sus dotes musicales se empezaron a desarrollar a partir de los años 50, componiendo sus primeras canciones que cantaba en reuniones familiares y en múltiples cabarets en Bruselas, hasta que se trasladó a París para seguir con su carrera musical, donde su éxito empezó a relucir. En 1956ya iba de gira por Europa y grabó la canción Quand on n’a que l’amour que fue su primer gran éxito.
Como en toda persona idolatrada, también se esconde un pasado manchado. En 1959 Brel grabó lo que sería su obra maestra, Ne me quitte pas(No me abandones), de las canciones más famosas del autor. Esta balada estaba inspirada en la ruptura amorosa con Suzzane Gabriello, nombrada más comúnmente como “Zizou”. Brel, pese haberse casado y haber tenido tres hijos, durante su trayecto en París vivió una aventura amorosa con Zizou que terminó en tragedia. La chica se quedó embarazada, y el cantante la abandonó volviendo a Bruselas con su familia. Fue en su retorno, donde el cantante expresó mediante la canción el duelo de todo hombre con la ruptura, la desesperanza y la muerte sentimental.
Jacques falleció a los 49 años de embolia pulmonar. Sus restos descansan en la Polinesia Francesa, donde vivió por una temporada, en el mismo sitio que su pintor preferido Paul Gauguin.
¿Qué sabemos de sus pasos por la capital belga?
El cantante frecuentó por distintos bares y restaurantes de la ciudad que aún podríamos compartir: el Café de l’opera ( Rue des Princes, 4), La Bécasse ( Rue du Tabora, 11), Chez Vincent ( Rue des Dominicains, 8-10) y La Fleur en papier doré (Rue des Alexiens) donde en esta última taberna se reunía con famosos artistas surrealistas como Magritte.
Brel estaba enamorado de su ciudad natal y en un par de ocasiones escribió dos textos sobre Bruselas. La Place de Brouckère fue una de sus inspiraciones para su canción “Bruxelles”.
En la place Sainte- Catherine, junto a su esposa Miche abrieron un restaurante en este barrio tan famoso por el pescado llamado L’Almiral.
Les Editions Jacques Brel desde 1981 ofrecen una oportunidad de redescubrir el artista en su exposición. Para más información aquí os dejo el enlace: http://www.jacquesbrel.be/carte-de-visite
Con o sin Jacques Brel, Bruselas sigue sonando con otros muchos músicos que salen a la calle a llenar la ciudad de música para todos y todas nosotros/as que andamos en ella. El tempo de Bruselas así continua, esta vez en los trenes y en los metros, con los pasos de miles de personas que se cruzan diariamente. Jacques Brel, y otros ponen la melodía, y nosotros/as nuestros pasos: