Con motivo del nombramiento de Gante como Capital Europea de la Juventud (European Youth Capital), otorgado por el European Youth Forum, el colectivo Schoonvolk! ha sacudido la colección permanente del Museo de Bellas Artes de la ciudad (MSK) y le ha dado un nuevo punto de vista. En su manifiesto, la organización juvenil declara que Alternatief Narratief es una mirada a cómo pueden (y deberían) ser las colecciones de los museos en la modernidad. ¿Y cómo deberían ser? Accesibles, flexibles, cercanos al público, y ante todo, igualitarios. Por ello, Alternatief Narratief nos conduce en una visita autoguiada a través del museo, en que nos hace poner énfasis en distintas obras de las que se pueden obtener reflexiones feministas. Acompáñame en esta ruta.
1. «Self-portrait» de Hélène De Reuse
El MSK posee la asombrosa cantidad de 1343 obras de la artista, que aún así no es demasiado visible en los pasillos del museo. Ésta empezó a labrarse un nombre en la Real Academia de Bellas Artes de Gante, que la premió por su habilidad en los bocetos de mujeres, especialmente los posados en vivo. A pesar de su éxito académico, el nombre de la artista sigue siendo popularmente desconocido.
2. «Recumbent Female Nude» de Charles de Coorde
El título de la obra ha sido otorgado por historiadores, no por el autor. Esta ambigüedad abre el debate sobre el género real de la persona retratada, que a simple vista se percibe con cierta ambigüedad. Este curioso fenómeno artístico nos invita a reflexionar sobre la esencia del género y el rol que juega con nuestra percepción.
3. «Refugees» de Jos Verdegem
Esta obra retrata la realidad de la crisis de refugiados que se dio a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Con ella trata de apelar al lado más empático el espectador, al que encara con el sufrimiento humano en búsqueda de paz y igualdad. Sus cuadros muestran la vulnerabilidad de las víctimas sin glorificarlas, en un retrato crudo que abre el debate sobre las crisis humanitarias y el respeto de los derechos humanos.
4. «Antiphonary of Oosteeklo» Anónimo
Este manuscrito es un ejemplo de cómo el arte es fruto de la colaboración, como contrapunto al popular concepto del genio como autor de arte. Este manuscrito que data del siglo 15 se creó con la colaboración de múltiples mujeres religiosas. El texto fue escrito por dos monjas de la Abadía de Oosteeklo y las miniaturas decorativas pudieron ser obra de la monja de Brujas, Cornelia van Wulfschkerck.
5. «Jeu de massacre, 12 personnages à la recherche d’une (balle)» de Fred Deltor
Esta obra es parte de una serie de 12 impresiones llamadas «La Religión». En cada una de ellas, el artista denuncia un aspecto distinto de la sociedad. En esta pieza en concreto, Fred Deltor utiliza una serie de metáforas visuales para hablar sobre las técnicas persuasivas que usa la Iglesia al ejercer y comunicar su poder.
6. «Rododendrons» de Alice Ronner
La artista aprendió a pintar por su madre, la también pintora Henriëtte Ronner-Knip, que alcanzó la fama gracias a sus retratos de animales. La especialidad que Alice desarrolló difiere de la de su madre, siendo las flores y naturalezas muertas su especialidad. El legado artístico de su madre abrió camino a la carrera artística de Alice y la puso muy pronto en el radar de grandes colecciones como la del MSK.
7. «Judith» de Edouard Frederic Wilhelm Richter
Este personaje bíblico enfrenta la gran pregunta moral: ¿Sacrificarías a una persona por el bien de muchas otras? Judith logra decapitar al capitán del ejército Holofernes para poder salvar la ciudad de Betulia. A pesar de que su representación en el arte inicialmente era la propia de una santa, a partir del siglo 17 se la empezó a retratar como a una Femme Fatale, una seductora. A pesar de que en su historia no hay ningún elemento ni insinuación de carácter sexual, la representación de Judith ha permanecido enormemente sexualizada. Este cuadro no es una excepción.
8. «Greenhouse with Azaleas» de Marie Antoinette Marcotte.
Hija de un diplomático francés, Marie Antoniette Marcotte recibió una exhaustiva formación artística. Junto a su talento, su educación le brindó a su obra cierta popularidad y éxito en su época. Su obra se centra en el trabajo y estudio de la luz, por ello a menudo esbozaba sus cuadros al aire libre.
9. «Flower Market at Menton» de Anna de Weert
La artista de origen Gantés solía veranear en el sur de Francia, donde pintaba detalles concretos con especial énfasis y atención a la incidencia de la luz sobre ellos. La mujer retratada en el cuadro está poco detallada, pintada con los mismos colores que el resto del cuadro. La atención de De Weert en la obra recae sobre las llamativas flores, la mujer solo es una parte más de la composición.
Si quieres vivirlo de primera mano, y profundizar en la nueva mirada que propone Shoonvolk! puedes disfrutar de esta itinerario alternativo hasta el 26 de enero de 2025.