La ciudad de Amberes ha tenido históricamente una relación muy estrecha con el agua, gracias especialmente al río Escalda. Como os contábamos hace un tiempo, gran parte de su economía depende de él. Pero, ¿sabías que en su día Amberes tenía tantos canales que la ciudad tenía un look pintoresco como el de Brujas o Ámsterdam? El empleo del agua fue tanto y tan diverso que, lamentablemente, se salió de control y terminó por generar graves problemas de contaminación en el río. Y es que aunque en teoría los canales sólo podían usarse para drenar el agua de lluvia y algunas aguas residuales muy puntuales, en la práctica las cosas resultaron diferentes.
Exhibición sobre Amberes y el agua en la visita guiada a los canales soterrados de la ciudad.
Los médicos tiraban todo tipo de restos al agua, incluyendo sangre enferma. Los tintoreros vertían químicos industriales, entre ellos el agua restante de los tintes o el arsénico. La orina con la que se trabajaba la lana y el cuero también iba el río, así como el terriblemente maloliente suero de leche con el que se blanqueaba. Y como no, las aguas residuales de gran parte de la población también se abocaban a los canales. No es de extrañar que Amberes tuviera grandes focos de peste, cólera, disentería, viruela y malaria. Entre 1492 y 1754, más de 50 epidemias asolaron la ciudad. Para que te hagas una idea, esto equivale a una epidemia cada cinco años.
La situación llegó a ser tan desagradable que, a partir del siglo XVIII, la ciudad prohibió estrictamente el vertido de los retretes en los canales. Hasta entonces, la ciudad tenía que limpiarlos a fondo cada diez años, lo que suponía grandes movilizaciones que a veces duraban años. En 1803, Napoleón ordenó cerrar los canales y convertirlos en un sistema de alcantarillado subterráneo. Para hacerlo fácil, se anunció que el terreno sobre los canales se consideraría una extensión de las propiedades colindantes. De esta forma, muchas de las obras se realizaron rápidamente por iniciativa de los ciudadanos, y por eso a día de hoy existe un batiburrillo de hasta 200 abovedados subterráneos diferentes. ¿Los identificas en el vídeo más abajo? A finales del siglo XIX, los famosos canales abiertos de Amberes habían desaparecido por completo.
Como resultado, Amberes se convirtió en un precursor en el campo del alcantarillado y a mediados del siglo XIX estaba más adelantado que Londres, Ámsterdam, Berlín, Bruselas, París o Chicago. Y es que todas y cada una de estas ciudades tuvieron que hacer frente poco tiempo después a estos mismos problemas. Si quieres saber más sobre cómo visitar los canales soterrados de Amberes, en su página web encontrarás toda la información necesaria para organizar tu visita. No te preocupes, estos canales ya no llevan aguas residuales. Cada vez son más los visitantes que se apuntan a esta excursión, ¡no te la pierdas! Mientras tanto, no pierdas de vista nuestro blog para seguir descubriendo lo que Flandes tiene por ofrecerte. ¡Hasta el siguiente artículo! 🙂
¡Hola! Mi nombre es Pablo y desde hoy hasta el próximo mes de junio seré tu corresponsal de patrimonio de confianza. Soy estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universitat Politécnica de València, pero este año he tenido la oportunidad de hacer mi Erasmus en Malinas, provincia de Amberes. Aquí estoy cursando el short Programme en International Media & Entertainment Business de la Thomas More University of Applied Sciences.
Llevo cinco meses aquí, y en este tiempo he podido explorar Flandes y conocer su cultura muy de cerca. He viajado y me he colado en la comunidad flamenca para traerte la información como un local lo haría, ¡así que prepárate para conocer el patrimonio más curioso de Flandes!