Si por algo destaca la ciudad de Amberes es por la cuantiosa presencia de iglesias del más primerísimo nivel arquitectónico en la ciudad. La densidad de los monumentos impresionantes en el centro histórico de la ciudad hacen de la experiencia de pasearla algo muy especial e incomparable. A las vísperas de abandonar la ciudad en la que he vivido estos últimos meses, y de la que me he enamorado completamente, he decidido mostraros mis rincones favoritos, para que podáis disfrutarla tanto como yo. Hoy vengo a hablaros de la Iglesia de San Carlos Borromeo, una favorita personal. Se trata de una joya del barroco y yo debo confesar que tengo debilidad por el barroco.
En concreto se trata de una pieza arquitectónica de estilo barroco flamenco, con una fachada que ya de por sí te deja con la boca abierta. Pero lo mejor está adentro: techos decorados, detalles dorados y un altar impresionante. Lo curioso es que esta iglesia solía tener un montón de pinturas de Rubens, pero un incendio en el siglo XVIII las destruyó casi todas. Aun así, todavía se siente su influencia en cada rincón. Si te gusta la historia y el arte, aquí puedes pasar un buen rato explorando cada detalle.
Justo al lado está la plaza Hendrik Conscienceplein, que es de esos rincones escondidos que te hacen sentir en otra época. No es muy grande, pero tiene un ambiente súper acogedor, con edificios históricos y terrazas donde la gente se sienta a tomar un café o una cerveza sin prisas. Lleva el nombre de Hendrik Conscience, un escritor belga que ayudó a popularizar el idioma neerlandés en la literatura, y de hecho, su estatua está justo en el centro. Es el tipo de lugar donde puedes sentarte en un banco, disfrutar del silencio y olvidarte un rato del bullicio de la ciudad.
Vivir un tiempo en Amberes me ha hecho descubrir que esta plaza es perfecta para desconectar y observar la vida local. A veces hay músicos callejeros tocando algo suave, otras veces solo se escuchan las campanas de la iglesia. Es un sitio ideal para leer un libro, escribir o simplemente perderse en la arquitectura barroca que lo rodea. Si vienes a la ciudad, no te quedes solo en la Grote Markt, porque rincones como este tienen un encanto especial que vale la pena descubrir.