Curiosamente, Amberes es la ciudad más poblada de Bélgica y de Flandes, solamente si tenemos en cuenta las áreas metropolitanas Bruselas se coloca en primera posición. Aunque esto es debido a la extraña división municipal que tiene la ciudad de Bruselas dentro de la región de Bruselas-Capital, he de admitir que Amberes en sí misma es una ciudad muy grande, una de las más grandes de la región del Benelux.
La ciudad es conocida por los diamantes y por el comercio. Su historia mercantil es conocida en todo el mundo, pues llegó a aglutinar el 50% del comercio mundial en su época de mayor apogeo. Obviamente, no me podía perder esto!
Como siempre, mi medio de transporte en Flandes es el tren. Si para vosotros es lo mismo, el primer monumento que veréis es la propia estación central de Amberes. Sí es cierto que venía un poco dormido del viaje pero ha sido salir del tren levantar la cabeza y ser un no parar.
De camino al centro y antes de ver la majestuosa catedral de Amberes, he hecho una pequeña parada en la Rubenshuis, la casa-taller de Rubens. Pero lo que más me ha impactado, gracias a la oficina de turismo, ha sido el túnel subterráneo que tienen en Amberes uniendo ambas orillas del río Escalda. Dicho tunel, conocido como el tunel peatonal de Santa Ana, fue inaugurado en 1933 y posee las escaleras mecánicas más antiguas de Europa.
Tras ver la tranquila zona de la otra orilla, y poder ver sus aerogeneradores, me dirigí en Ferry (gratuito por cierto) al Museo aan de Stroom para observar la ciudad desde su maravilloso panorama, también con acceso gratuito. Tras esto volví de camino a la estación central pensando en cuál sería mi siguiente día libre para volver a Amberes.