En estos meses, he podido descubrir Amberes, pero también ciudades como Brujas, Gante, Lovaina, Malinas… Todas ellas son ciudades típicas flamencas y se distinguen por sus románticos canales, sus preciosas Grote Markts… pero también por su arquitectura.
Paseando por las calles de estas ciudades flamencas he descubierto muchas características y curiosidades de la arquitectura flamenca, las cuales están presentes en la mayoría de los edificios.
La característica más notable de las casas típicas flamencas son sus fachadas escalonadas. Esta forma tan curiosa se debe a que, de este modo, era más fácil subir a los tejados para limpiar la chimenea o quitar la nieve, pero también eran símbolo de riqueza ya que cuantos más escalones tenía el tejado, más ricos eran los propietarios de esa casa. Éstas, están presentes en todas las ciudades flamencas, pero sin duda, las más famosas son las de la Grote Markt de Brujas.
Dichas fachadas escalonadas, son la versión antigua de las que encontramos en las Grote Markts de Amberes o Bruselas, las cuales también disminuyen conforme a la altura, pero se diferencian en que las formas son más redondeadas y barrocas. Además, se tratan de casas gremiales, por lo que siempre acaban en una estatua que representa el gremio al que pertenecen.
Seguro que os habéis fijado en los grandes ventanales que caracterizan todas las casas flamencas, esto no es únicamente para que entre más luz a las casas sino que tiene otra importante función.
Debido al alto precio del suelo, las casas se construían estrechas y altas, con pequeñas y empinadas escaleras. Además, antiguamente, colocaban los muebles más valiosos en las plantas superiores para que fuera más difícil acceder a ellas y robar. Por ello, era imposible subir los muebles a las plantas superiores, por lo que muchas tienen una viga que sobresale en la zona más alta. En ella se colocaba un gancho y mediante un sistema de poleas, se levantaban los muebles y se introducían en las viviendas por las grandes ventanas.
Las casas típicas flamencas suelen ser de piedra o de ladrillo, dependiendo de su importancia y de la riqueza del propietario. En el caso de las de ladrillo, están construidas por dos capas, por lo que utilizaban una especie de grapas que las unían y se pueden apreciar en las fachadas.
Normalmente estas grapas son rectas, sin embargo, algunas tienen formas diferentes, algunas incluso de números, datando la construcción, además, cuanto más gruesas y redondeadas son, más caras eran las casas.
Si nos fijamos en las zonas inferiores de las casas, podemos observar una especie de huecos en la pared con una barra metálica que las atraviesa. Desde que llegué a Amberes, me pregunté qué eran y para qué servían y el otro día lo descubrí. Antiguamente, antes de que se asfaltaran las calles de Flandes, al salir a la calle, los zapatos se ensuciaban de barro y nieve. Para evitar entrar a las casas con los zapatos sucios, al lado de las puertas se ubicaban estas barras de hierro y huecos para meter los zapatos y limpiarlos.
Soy una de las 7.500 millones de personas que vive en el mundo. Una a la que le encantaría descubrir todo lo que hay en él, ya que me apasiona viajar y conocer todo aquello que me rodea. Además, viajar me permite disfrutar otras de mis pasiones, la gastronomía y la arquitectura.
Mi aventura en esta ciudad no empieza aquí, comenzó el 17 de septiembre, y, desde entonces ha sido un no parar de descubrir, de ver, de viajar, de aprender, de fotografiar, de sentir, de vivir…
Después de casi 5 meses viviendo en Amberes, espero que mi experiencia pueda serviros de ayuda tanto a los que vais a venir, como a los que ya lleváis aquí un tiempo como yo, dado que, a pesar de haber conocido gran parte de esta maravillosa ciudad, siempre hay cosas nuevas que descubrir, pero también, otras ya conocidas que redescubrir.