Cuenta una antigua leyenda flamenca que, en tiempos de ocupación romana, Minna era una hermosa joven que estaba enamorada de Stromberg, un guerrero de una tribu vecina. El padre de la joven, en desacuerdo con su amor, le buscó un esposo de su misma condición social. La chica estaba tan desesperada que, una noche, escapó de casa corriendo hacia el bosque de robles de las afueras de la ciudad. Pocas horas después, Stromberg se enteró de la desaparición de la joven y corrió desesperado a buscarla. Amaneció al día siguiente y no lograban encontrar a Minna, hasta que unas horas después Stromberg logró dar con ella. Pero ya era tarde, pues Minna murió de agotamiento entre sus brazos. El joven, desconsolado, decidió enterrarla en ese mismo punto e inundar su tumba rompiendo un dique, dando lugar al lago que lleva su nombre.
Desde ese día, el lago es conocido como Minna y el puente junto al lago se considera el puente del amor en su honor.
Por esta razón, se dice que, si cruzas el puente y besas allí al amor de tu vida, se convertirá en amor eterno.
¿A qué esperas?
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.