Tercera entrega de la serie de datos, anécdotas, curiosidades y COSAS belgas. Y como no todo es hablar de cerveza, chocolate y gofres, en esta entrada vamos con un resumen de la crisis de gobierno que hubo en Bélgica. La verdad que todo el artículo en sí es un cúmulo de muchas curiosidades.
Desde la dimisión del gobierno en abril de 2010, Bélgica se pegó 535 días sin formar uno nuevo. El anterior primer ministro y su equipo habían dimitido cuando el partido liberal flamenco se salió de la coalición a 5 bandas que regía el país. La discusión era la de siempre: solucionar el problema lingüístico de la periferia de Bruselas. Con el rey actuando como mediador, su convocaron nuevas elecciones, y eso que a los belgas no les gustan mucho sus políticos las urnas. Sólo diré que votar el obligatorio bajo pena de multa y que quienes viven en Flandes sólo pueden votar a partidos flamencos y quienes habitan en Valonia, a francófonos.
La cosa estaba complicada, dado que el asunto debía negociarse entre 7 partidos políticos que aspiraban a formar parte de la coalición gobernante. Para colmo, los políticos de la región Valona y Flamenca, así como los de la región de Bruselas, enemiga y amiga a su vez de las otras dos, buscaban mayoría en el parlamento para elegir las reformas que más les conviniesen en un futuro. Mientras tanto, un gobierno interino estaba a cargo del país.
Lo explico todo en plan facilico para entender lo anterior: Bélgica se divide en 3 regiones, que son Valonia, Flandes, y Bruselas-capital que es la capital del país, de Flandes (porque está en Flandes) pero de habla mayoritariamente francesa. Luego hay 3 comunidades lingüísticas, que son la francófona (en Valonia y Bruselas), la neerlandófona(en Flandes y Bruselas) y la alemana (en Valonia). La francófona y la neerlandófona comparten Bruselas y el resto de regiones son MONOLINGÜES, exceptuando el trocito de la comunidad alemana de Valonia. Ah, y estas seis instituciones tienen cada una un parlamento propio que toma sus propias decisiones. Demencial es la palabra.
Haciendo gala de un buen sentido del humor, los belgas se manifestaron a los 289 días en lo que llamaron “revolución de las patatas fritas” (por encontrar algo que una a las dos grandes comunidades del país). Algunos se dejaron crecer la barba así como el bello de otras zonas que en mujeres se consideran pomo femeninas o se disfrazaron de sus políticos. Incluso una senadora socialista flamenca propuso en su web una “huelga sexual” al más puro estilo de aquella comedia griega en la que los hombres firmaban la paz debido a una terrible inflamación. La protesta más bien derivó en un auténtico ejemplo de sátira y sarcasmo, dado que para mostrar su desaprobación la consigna en muchos sitios fue hacer una fiesta celebrando que habían batido el record mundial de estar sin gobierno y que hasta entonces mantenía Irak tras la caída de Sadam Husein.
Se logró llegar a algún acuerdo, pero la oposición del partido nacionalista flamenco dio al traste con las negociaciones. Cuando la compañía de valoración Standard & Poor bajó la nota de los bonos belgas para comprar deuda, por fin se empezaron a dar prisa. Aunque el partido más votado había sido el de los nacionalistas flamencos, el rey encargó a Elio di Rupo, socialista valón, para formar un gobierno definitivo. Huelga decir que el hombre apenas es capaz de hablar neerlandés, que total sólo es la lengua materna de más del 60 % de los belgas.
No obstante, a pesar de que estar sin gobierno parezca un caos, la vida no cambió en Bélgica. En todo caso para bien. Otro de los records que tiene el país es la superposición y redundancia absoluta de administraciones (hay 3 parlamentos regionales y otros 3 para las comunidades lingüísticas, nota mental). Con un gobierno a nivel federal inexistente, los gobiernos comunitarios, locales y regionales siguieron funcionando con normalidad. En plena crisis económica, el paro bajó, la economía del país creció, el PIB per cápita alcanzó su máximo histórico (32.600 €) y el salario mínimo interprofesional subió 106 €, hasta 1415 en total. Bélgica también ejerció su presidencia de 6 meses de le Unión Europea, redujo su déficit y envió aviones a la guerra de Libia. Al tener 6 parlamentos con poder legislativo con funciones repartidas, el típico punto débil belga de la lucha de valones y flamencos para formar un gobierno federal se mitigó. Hay que añadir que al no haber un poder central que tuviese que gastar tomar grandes decisiones, las arcas del estado se vieron muy crecidas, con lo que el gobierno que finalmente se formó, el actual, se encontró en la más abultada de las abundancias.
Bien es cierto que esto también tiene sus cosas malas. Tarde o temprano un país tiene que tomar grandes decisiones financieras y de haberse alargado más la situación de ingobernabilidad, las consecuencias podrían haber sido graves. Está también el mensaje y la imagen política que se dio. Además, aunque se llegó a un consenso en el que todos eran felices y comían perdices, que los políticos tardasen semejante barbaridad de tiempo en llegar a un acuerdo da muestras de la profunda división que hay entre valones y flamencos en el plano político. Y también, aunque las manifestaciones y el descontento unieron al pueblo belga, de las pocas ganas que tienen sus representantes de dar el brazo a torcer por el bien común.