¡Queridos lectores!
Es muy probable que si ya habéis visitado algún museo de Bélgica, os suene el nombre de Anthony Van Dyck. Al menos, en todos los que yo he estado he visto mínimo una obra suya. Y es que no es para menos, es una de las figuras más importantes de la historia del país, y por supuesto del arte flamenco. Por eso, en el post de hoy, continuamos con la serie de «Conociendo a Maestros Flamencos», ya que vengo a hablaros un poquito de él y de su obra. ¡Empezamos!
LA VIDA DE ANTHONY VAN DYCK
Van Dyck fue un pintor flamenco que nació en Amberes en 1599. Empezó a estudiar arte en la misma ciudad, en el taller del también pintor flamenco Hendrick van Balen. Desde pequeño ya destacaba y de hecho, por eso, con solo con 18 años se convirtió en maestro de la guilda de pintores de Amberes. También conocida como «La Guilda de San Lucas». Formaban parte de ella grandes nombres como el de Peter Paul Rubens, por lo que ser miembro era un gran honor, y más siendo tan joven.
Una vez que ya era considerado como un artista de renombre en su ciudad y en el país, empezó a trabajar también en el extranjero. Entre sus más grandes logros estuvo ser nombrado pintor de la corte de Carlos I. Por lo que pasó gran parte de su vida en Inglaterra viviendo junto a la realeza. Finalmente, murió en Londres en 1641, con tan solo 42 años.
EL ESTILO DE ANTHONY VAN DYCK
Es considerado uno de los mayores exponentes del barroco flamenco, y aunque pintaba «de todo» es conocido especialmente por sus retratos. Estos eran considerados muy elegantes, vivos y emotivos, ya que de Van Dyck siempre se ha alabado que tenía una gran capacidad para capturar las personalidades.
Más en concreto, debido al hecho de que gran parte de su carrera la hizo en Londres, formando parte de la corte, muchos de sus retratos representaban a la sociedad inglesa del momento. Aunque, como ya he dicho, también fue admirado por otro tipo de obras, como escenas religiosas o mitológicas.
LAS OBRAS DE ANTHONY VAN DYCK
Entre sus cuadros a destacar se encuentran el Retrato de Carlos I (1635), el Retrato de María Ana de Austria, reina de Francia (1631) y el Retrato de un caballero (1633). Pero en el cuadro en el que me quiero centrar un poco más es en uno de los que he visto en persona. Se titula Júpiter y Antílope (1620) y se encuentra en el MSK (el Museo Real de Bellas Artes de Gante).
Principalmente, me llamó la atención por lo violenta que me pareció la imagen y, de hecho, luego leyendo un poco sobre su historia, me di cuenta de que no soy la única que piensa así. La obra representa un pasaje místico en el que Júpiter abusa de Antílope y, aunque Van Dyck la presentó como una oda a la fertilidad, fue muy criticada.
Cuando el museo compró el cuadro en 1900, algunos de los miembros no estaban de acuerdo con exponerla porque pensaban que podía herir la sensibilidad de sus mujeres. Aún hoy en día sigue el debate de si es una imagen anticuada de las relaciones de género o si más bien nos recuerda que aún existe la misoginia.
Tanto el autor como sobre todo su obra me llamaron mucho la atención. Creo que curiosear un poco y aprender nunca está de más. Y si además lo que aprendes te invita a reflexionar, como me pasó a mí, considero que aún es mejor.
¡Espero que os haya parecido interesante!
Mireia Prados
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Soy de Sant Joan Despí (un pueblo de las afueras de Barcelona), tengo 20 años y actualmente debería empezar tercero de Publicidad y Relaciones Públicas en la UPF. Y digo debería porque este curso va a ser un poco diferente a los anteriores, ya que voy a hacer un Erasmus en Bélgica. De hecho, por eso decidí presentarme para ser corresponsal, y no tuve ninguna duda en la categoría que quería cubrir
Me considero una persona organizada, trabajadora y creativa a la que le encanta estar con su familia y amigos. Además, también me encantan los animales y viajar. Y aunque ya estuve hace unos años en Bélgica y me enamoré del país cuando visité Gante, Brujas y Bruselas, no tuve la oportunidad de conocer Amberes, que es donde voy a estar viviendo