¡Anonadada me encuentro! Absolutamente explosiva, alucinante, increíble, extraordinaria, estelar, efímera, incansable…
Os puedo seguir contando palabras para intentar describir cómo ha sido esta carrera, pero por mucho que intentase pensar no las voy a encontrar porque NO HAY PALABRAS PARA DESCRIBIRLA. Así de claro, no hay forma material de que os hagáis una idea del ambiente que se sentía.
Amberes es una ciudad jóven y deportiva pero no me imaginaba hasta qué punto.
Todo comenzó desde muy tempranito con la Maratón, 2400 participantes para correr 42,195 km, que les debieron de parecer muy pocos a los ganadores, pues se marcaron un récord de 2 horas, 17 minutos y 12 segundos David Cherop en chicos, y en mujeres, 2 horas, 54 minutos y 16 segundos con la orgullosa Mieke Dupont. Pero sin duda el que más sorprendió entre los participantes fue ¡el mismísimo Alcalde de Amberes!
Después tocaba la Chiquita carrera infantil y la Carrera corta de 5km para que nadie se quejase de excesivo kilometraje y la diversión se asegurase a todos los públicos y edades.
Nervios a flor de piel, los festejos ya preparados, la música sincronizándose al ritmo de nuestros corazones… ¡Y al fin llegó nuestra hora!, 39.200 “runners” profesionales y aficionados para participar en la 32ª edición de las 10 millas de Amberes.
Ya desde 20 minutos antes de la hora, la gente se fue posicionando en la línea de salida para bailar y emocionarse con el magnífico equipo de DJ’s que no podían estar más a tope. Sonrisas nerviosas, últimos abrazos, palabras de ánimo, gritos de motivación y ¡Plash! como en la mejor de las fiestas, a golpe de confeti empezamos a correr.
Unos con más entrenos encima, otros que se habían comprado las zapatillas esta misma semana. Unos jóvenes y sanos, otros con menos vitalidad o incluso ayudados (toda mi admiración por la cantidad de gente que corrió con prótesis, o empujando carritos y sillas de ruedas). Lo importante era que todos compartíamos la misma ilusión.
Es increíble el sentimiento de conexión que adquieres con absolutos desconocidos, 39.200 personas compartiendo un mismo pensamiento, esforzándose y dando su máximo en un mismo recorrido. 16km que aunque asustan, se hicieron cortísimos en un trayecto en el que había mas de 10 puntos con música en directo, 3 puestos para hidratarse y 16000 metros en los que no hubo ni un solo hueco, ni un solo metro en el que no se encontrase gente animando, a los lados gritando, ofreciendo manos para chocar, regalándonos las mejores de sus sonrisas… ¡Eso si que tiene mérito y no lo nuestro!
Creerme cuando os digo que correr con este ambiente es demasiado fácil. Yo nunca había corrido una distancia tan larga, mi amiga estaba enferma con fiebre y mi otro amigo se había comprado los playeros esta misma semana, y los tres acabamos la carrera. Para mi 1h 15 minutos corriendo que se me pasó demasiado rápido, puedo aseguraros que no hubo un segundo que no disfrutase.
De hecho en los últimos 500m de “sprint final”, un hombre desconocido se puso a mi lado, y sincronizamos el paso, un poco más, adelantamos a mucha gente, las piernas no dan más, pero ves a alguien a tu lado, como una mano imaginaria que te tiende, que te dice que puedes, que dejes de pensar y solo corras. No se quién de los dos entró primero, quizás ni el chip lo sabrá, pero los dos “chocamos las 5” y nos agradecimos la ayuda para darlo todo hasta el final. Creo que no hay mejor recompensa que cuando alguien desconocido te dice que fuiste su inspiración.
¿Queréis un consejo? Olvidad los miedos, salid a la calle, creed en vosotros mismos y ¡Participad en una carrera como esta!