Esta semana ha hecho cinco meses desde que publiqué mi primer artículo en este blog. Era solo una presentación, pero me alegra saber que si tuviera que escribirlo hoy, lo haría de forma completamente distinta. Esa es probablemente la prueba irrefutable de que el Pablo -yo, por si aún no me conoces- que vino de Erasmus no es el mismo que se va. Es increíble pensar que algo por lo que pasé tanto tiempo trabajando haya llegado a su fin, que no vaya a ocurrir más. Pero unos se van y otros vienen, así que hoy te voy a convencer de que la siguiente persona en venir de Erasmus a Flandes seas tú. ¿Te atreves?
Sala de espera en el andén, a salvo del viento y la lluvia. Muy comunes en las estaciones de la NMBS.
Lo primero y de lo que más agradecido estoy es el idioma. Y no te hablo del neerlandés o flamenco -del cual se me ha quedado menos de lo que estoy dispuesto a admitir- sino del manejo del inglés que tienen en este país. ¡Y menos mal! En estos meses que he pasado en Flandes no he tenido ningún problema para comunicarme con nadie. La absoluta mayoría de personas tienen un nivel muy alto de inglés, aunque al empezar una conversación te digan que solo hablan a little bit. Si te defiendes en ese idioma, podrás vivir tu día a día perfectamente en Flandes. Y créeme, cuando te mudas a un país nuevo tú solo, no tener una barrera lingüística tan grande sin duda marca la diferencia.
Pero es que eso no es todo: Flandes es el corazón de Europa. No nos vamos a engañar, Erasmus es sinónimo de viajar y no únicamente a tu país de destino. Desde Flandes salen trenes a toda Europa, ¡porque todo está a un tiro de piedra! E incluso los viajes más lejanos son baratos desde aquí. ¡Lo siento mucho por los compañeros que se fueron a las afueras del continente! Y si lo de fuera es chulo, ya ni hablemos de lo de dentro. Como corresponsal de patrimonio, me ha quedado muy claro el valor incalculable del patrimonio flamenco. Nunca se acaban las cosas por ver y la gran mayoría están a no más de 1 hora en tren. ¡Es increíble!
Escalinata en el Palacio de Justicia de Bruselas, uno de mis monumentos favoritos.
Y probablemente lo mejores es, sin duda, el recibimiento de la población local. Flandes no es como cierto país europeo con fama de xenófobo. ¡Es todo lo contrario! Mis compañeros de clase me han recibido con los brazos abiertos, así como las personas que he ido conociendo en el día a día. En ningún momento me ha hecho un gesto desagradable por no ser de aquí. ¡Así es como debería ser! Me quedo sin líneas para contar todo lo que me ha enamorado de Flandes, así que te remito a la mejor fuente de información que puedes usar para tu Erasmus. ¡El equipo que lo gestiona es lo más! Mientras tanto, tú y yo nos vemos en… ah, no. Esta vez no hay próximo artículo. ¡Así que hasta siempre! ¡Espero que tengas un buen Erasmus! 🙂
¡Hola! Mi nombre es Pablo y desde hoy hasta el próximo mes de junio seré tu corresponsal de patrimonio de confianza. Soy estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universitat Politécnica de València, pero este año he tenido la oportunidad de hacer mi Erasmus en Malinas, provincia de Amberes. Aquí estoy cursando el short Programme en International Media & Entertainment Business de la Thomas More University of Applied Sciences.
Llevo cinco meses aquí, y en este tiempo he podido explorar Flandes y conocer su cultura muy de cerca. He viajado y me he colado en la comunidad flamenca para traerte la información como un local lo haría, ¡así que prepárate para conocer el patrimonio más curioso de Flandes!