Muy cerquita del centro de Bruselas, se encuentran dos barrios bastante conocidos y bonitos de la ciudad, el barrio de las antigüedades de Sablon y uno de los barrios más movidos para salir, como es el de Les Marolles. Hoy, nos adentramos en una de las zonas más nobles de la ciudad, ¡vamos a Sablon!
Bruselas no es lo que se dice una ciudad soleada siempre en verano. De hecho, nuestro viaje al centro de Sablon se produce en uno de esos días grises que llevan acompañándonos casi siempre desde la llegada a la ciudad. Pero, aun así, nos dirigimos hacia Sablon, pasando muy cerca de la Biblioteca Nacional de Bélgica, y descendiendo unas escaleras para encontrarnos con la Place du Grand Sablon, dónde algunos días se celebra un mercadillo que, gracias a él, los bruselenses respetan la tradición de la plaza, ya que era un mercado antiguamente.
Alrededor de la plaza podemos encontrar numerosas galerías de arte, pubs dónde tomar algo (si la llegada ha sido dura), hermosos edificios de carácter noble (este barrio era el centro de los grandes gremios de la ciudad, además de muchas familias nobles que vivían ahí) y muchas chocolaterías de autor (además de las ya conocidas Godiva y Leónidas). Es un lugar precioso para estar.
En esa misma plaza podemos encontrar la Iglesia de Notre Dame au Sablon, construida en el siglo XV con dinero del gremio de ballesteros de la ciudad y en la que podemos encontrar enterrados a varios miembros de la corte de los Habsburgo, como los Thurn & Taxis, aristócratas y propietarios del servicio postal.
Si seguimos por la Rue des Sablons, llegamos al Petit Sablon, el pulmón verde del barrio, un espacio que tiene poco más de 120 años y que conserva todo el encanto de épocas pasadas. En su verja encontramos 48 estatuas, cada una representando a cada uno de los gremios de la ciudad.
Para terminar esta visita, deberíamos entrar en alguno de los numerosos (y no precisamente baratos) anticuarios de la ciudad. Poseen todo tipo de obras de arte y de decoración, y podemos encontrar cosas realmente maravillosas. Podemos encontrar muchos a lo largo del barrio, pero (para mi) los más bonitos se encuentran en la Rue des Minimes y la Rue Watteu. Además, desde allí, podemos acercarnos a la Place Poelert, para tener unas vistas preciosas de la ciudad (es uno de los puntos más altos de Bruselas) y visitar el Palacio de la Justicia, aunque ahora mismo esté en obras.
Para terminar, tenéis dos opciones: u os bajas otra vez a la Place du Grand Sablon a tomar un chocolate (o cerveza o lo que os apetezca) u hacéis noche en la Place Poelaert y mañana seguimos nuestra visita desde ahí. Mañana, ¡Les Morellas!
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