En su día hablamos de los famosos gofres belgas y su historia. Hoy os vengo a hablar de otra de las comidas más características de esta región, las famosas “Belgian Fries”. Estas consiguen su exquisito sabor y textura al ser freídas dos veces: una a fuego lento para cocinar el interior; y una última de manera más rápida, con el fuego a mayor potencia para conseguir el acabado crujiente, que tanto las caracteriza.
Es típico encontrar en todas las ciudades, varios restaurantes con la palabra “frietjes” en el nombre. En esos lugares el plato principal son, como no, las patatas fritas. Estas se pueden acompañar con una cantidad innumerable de salsas. Una de las más famosas es la viandel que está hecha a base de carne deshilachada y la verdad tiene un sabor espectacular.
En estos locales también es común encontrar otros alimentos empanados, rellenos de queso, gambas, pollo, carne, falafel y mucho más. Y todo ello como su nombre indica, se cocina de manera frita.
Ahora no tenemos porque privarnos de este delicioso manjar, pues gracias a la página https://www.frietjesonline.be/index-nl.aspx podemos encargar este plato y sus acompañantes desde cualquier parte de Bélgica. Para ello, tan solo debemos introducir nuestro código postal. La página nos facilitará el restaurante más cercano y sin salir de esta, podremos encargar lo que queramos y ellos nos lo llevarán hasta casa. Lo mejor de todo, es que en muchos casos ni siquiera se necesita pedido mínimo.
Espero que os haya servido de ayuda. En unos días os traeré la receta de las famosas «Julientje fries», una combinación explosiva de carne, patatas, cebolla, salsa barbacoa, salchichas y mucho más. ¡¡¡Están para chuparse los dedos!!!
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.