¡Ay, los gofres!… Es imposible ir a una ciudad belga y no encontrar puestos de este bollo que tanto nos gusta. Todavía recuerdo cuando llegué a Bruselas, allá por septiembre, que sentía que el olor a gofre se impregnaba en mi ropa. He de decir que me gusta más la comida salada que la dulce, por lo que si tuviera que elegir siempre elegiría antes unas buenas patatas fritas belgas. Pero oye, a todos se nos ha antojado alguna vez un gofre, y más aún en lugares como Bélgica, donde encuentras puestos callejeros en todas partes. Pero, aunque todos los conocemos, ¿sabemos la historia que tienen detrás? ¿cuántos tipos de gofres hay?
Pues bien, se podría decir que el origen más remoto de los gofres fue la Antigua Grecia. Se tiene constancia de que por aquel entonces ya existía la costumbre de cocinar una masa de harina utilizando dos placas, condimentándola posteriormente con otros alimentos. Estos finos pasteles recibían el nombre de obelios.
Siguiendo esa misma manera de cocinar en la Edad Media se desarrollaron otro tipo de obleas que servían de ofrenda religiosa y se comían enrollados. Los hierros de hacer gofres consistían en dos placas de metal (‘waffer’) pesadas conectadas con anillas y portables con unos brazos de madera. Algunas de estas gofreras tenían en los grabados de las placas los diseños del propietario, así como blasones o paisajes, en lugar de la actual celda de abeja que imprime esa forma de rejilla al gofre. Este tipo de gofre llegó de la mano de un herrero en el siglo XIII, quién diseñaría los moldes de hierro en forma de rejilla o cuadrícula, basándose en la estructura de las colmenas de abeja. Estos nuevos gofres se popularizarán rápidamente, vendiéndose en las calles y los días festivos en las puertas de las iglesias, tomando su actual nombre.
Sin embargo, los gofres como los conocemos actualmente tienen su origen en Estados Unidos exactamente de los primeros emigrantes americanos que regresaron a Europa introduciendo este postre en la cultura culinaria del Viejo Continente.
El autor material de su introducción en Europa fue el americano Thomas Jefferson que en 1789 trajo la primera gofrera, una plancha formada por una serie de cuadrículas con las que se cocinaba el postre y que era la encargada de proporcionar el aspecto característico y mundialmente famoso de los gofres. Si bien como ya hemos dicho el gofre tal y como lo conocemos actualmente tiene su origen en Estados Unidos, su evolución se basó en añadir otros ingredientes a la masa. En la Exposición Universal de Bruselas de 1958, cuando el Atomium, había un vendedor de gofres que les ponía nata encima, Walter Cleyman. Pocos años después el belga Maurice Vermersch en la Feria Mundial de Nueva York en 1964, empezó a añadir fresas y chocolates variados, catapultando este tipo de gofres hacia el éxito. En principio denominó a este postre como “brussels waffles” pero se dio cuenta de que los americanos desconocían donde estaba Bruselas por lo que les dio un nombre más adecuado para el público norteamericano pasando a denominarse “Bel Gem waffles” o “gofres belgas”.
Además de los gofres belgas en la actualidad es posible disfrutar de otras variedades como el gofre de Lieja, gofre de Bruselas, los Virgina Waffles, el gofre al estilo Hon-Kong o la amplia variedad de gofres norteamericanos.
Y considerando todas estas variedades, ¿cuál sería el verdadero gofre belga? Lo cierto es que cada región tiene su propio gofre original, pero hoy en día el gofre más conocido y comercializado es el de Lieja, pasando del de Bruselas a un segundo puesto. ¿Cómo los diferenciamos? Muy simple, por su forma y por su número de agujeros. El gofre de Lieja es más pequeño y redondeado en sus puntas y cuenta con 24 agujeros. Se suele servir caliente y es más dulce y denso. Tiene una capa de caramelo líquido y azúcar que lo recubre y le da una textura crujiente. El gofre de Bruselas, por otro lado, es de mayor tamaño, rectangular y cuenta con 20 agujeros. Es más ligero, menos duce y suele servirse con azúcar espolvoreado por encima.
Aquí abajo os dejo una lista de los mejores lugares donde comer gofres en las ciudades más importantes de Flandes, y espero que los disfrutéis, puesto que comer uno de estos ¡es algo imprescindible al venir a Bélgica!
Bruselas: hay cientos de sitios, pero uno de los más conocidos es Maison Dandoy, aunque también los hay por 1€ cerca del Manneken Pis en un sitio llamado Le Funambule
Gante: Max, donde la especialidad es el gofre de Bruselas.
Brujas: Chez Albert, ya lo recomendé en un post anterior.
Lovaina: Pinocchio Waffles and Ice Cream
Amberes: Desire de Lille
Soy Marina, la nueva corresponsal Erasmus en Lovaina. Estudio arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid y cursaré cuarto en la KU Leuven. Hace apenas unos días que he llegado a la que será mi nueva casa durante este curso, y todavía no me lo creo. Tengo la sensación de que he venido aquí de viaje y que en unos días me toca volver a Madrid. ¡Pero no! Ahora empieza la aventura de acomodarse a esta nueva ciudad la cual seguro me sorprenderá a lo largo del año. Elegí Lovaina por varias razones, entre ellas el prestigio de su universidad y evidentemente su ambiente universitario.
Todo estudiante quiere ir a un sitio donde además de estudiar también lo vaya a pasar bien, las cosas como son. Además considero que Lovaina, y todo Bélgica, tiene una amplia oferta cultural que hará que cada día aprenda algo nuevo. Poco a poco iréis descubriendo conmigo cosas interesantes y útiles de esta ciudad, aparte de daros consejos a los futuros Erasmus. De momento todo lo que os puedo decir es que traigáis chubasquero y ¡muchas ganas de disfrutar!