Hace poco os conté cómo es el procedimiento (básico) para crear unos pralines caseros imitando a los grandes maestros del chocolate, solo necesitáis moldes, pasta de chocolate y el relleno deseado. Las posibilidades que ofrece este método son prácticamente infinitas, y en vuestro recorrido por Flandes lo podréis comprobar: personajes de cómic, estatuas de personas ilustres, figuras navideñas… hechos enteros de chocolate. Lo que desde luego no me esperaba, eran bombones con forma de otras comidas. Por ejemplo, bombones con aspecto de marisco. ¿Cómo? Así es el chocolate fruits de mer.
Bombones… ¿marinos?
Para mí fue una completa novedad, pero resulta que este tipo de bombones son un clásico belga. Se elaboran a partir de una mezcla de chocolates, lo que les da las diferentes tonalidades y sombras. Se emplean moldes específicos para darles forma de gambas, caballitos de mar, almejas, mejillones, estrellas de mar, caracolas, conchas… Lo que aquí es excepcional se puede encontrar en cualquier supermercado del país, además de tiendas especializadas.
Esta idea tan original se debe a la confitería Guylian, que los produce desde los años 60. De hecho, la empresa colabora activamente junto con Project Seahorse, realizando donaciones y promoción para la ONG en sus productos. Así, sus bombones marinos significan algo más que negocio para la confitería y una delicia para los humanos, sino más vida para la fauna marina y concretamente, los simpáticos caballitos de mar.
Chocolate fruits de mer en casa
Como siempre, os dejo también una breve por si queréis recrear estos bombones en casa: eso sí, ¡los moldes son esenciales! Sino no tendrán la misma gracia…
- Primero, se debe fundir el chocolate blanco al baño maría. Cuando esté listo, se vierte en los moldes. No será mucho, en torno a 20 gramos, así quedará espacio para el otro chocolate y el relleno.
- El paso intermedio siempre será el mismo: dejar enfriar en la nevera, al menos 20 minutos.
- Ahora es el momento de fundir los 150 gramos de chocolate negro o con leche, controlando bien la temperatura para que no sobrepase los 50-55ºC.
- Dos tercios del contenido de la cacerola se echan a continuación en los moldes mientras la cazuela sigue en el fuego.
- Se aparta el líquido restante, y se enfría con agua hasta que el chocolate caliente baje hasta los 27-28ºC. Aunque parezca contradictorio, lo siguiente es calentar un poco más el líquido para que suba de nuevo hasta 32ºC.
- Tras los cambios de temperatura, es el momento de vaciar un poco más en los moldes, para cubrir todos los huecos. Se tiene que inclinar la bandeja para que el chocolate excesivo se deslice y caiga. También lo podemos apartar nosotros con un utensilio adecuado.
- Una vez refrigerado por otros 20 minutos, se añade el praliné de avellana (por ejemplo con una manga pastelera), y se rellena el molde con el chocolate restante.
- ¡Directo a la nevera de nuevo! Cuando se haya enfriado, podréis ver y probar cómo han quedado…
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.