Este pasado fin de semana, del 8 al 10 de Octubre, tuvo lugar el Bozar electronic arts festival 2015. Este festival invitaba a experimentar distintas perspectivas y estilos de lo mejor del arte digital mediante performances, conciertos e instalaciones envueltas de música electrónica.
Esta cuarta edición no puso en duda la calidad de todos los artistas que participaron. El lugar acogió todas las representaciones de forma excelente en distintos espacios por su acertada ambientación y distribución. La diversidad de expresión del arte digital invitaba a no poder parar de moverte en cada sala para conocer que se escondía detrás de todas ellas. Y en cada una, podías vivir una nueva experiencia que seguían un mismo hilo contextual, pero que te transportaban a sensaciones y dimensiones distintas.
La entrada empezaba con unas instalaciones y performances bien logradas. Un ejemplo de una de ellas fue el Event horizon de Lawrence&Vincent Malstaf, donde en una sala oscura, un rallo de luz iluminaba el polvo que circulaba en el aire. La obra estaba enfocada en el movimiento, el caos, el orden. Podías apreciar la profundidad de algo que nos rodea continuamente.La performance dejaba que particularmente pudieras tocar la obra formando parte de ella.
Asistí al concierto de Health, una banda americana de electro-punk y rock que hizo resonar la sala a lo grande. La mezcla entre la agresividad de la música y la suave voz del cantante llevaban al límite tus sensaciones. Era imposible que no cautivara toda tu atención.
Sin duda, una de mis performaces favoritas fue la Tempestari Screening de Stephen O’malley, un guitarrista americano que tocó en directo mientras se reproducía un vídeo experimental que mostraba distintas imágenes en blanco y negro del oleaje del mar golpeandose contras las rocas de noche. Su música vibró transportándote en la película sacando lo más obscuro y más bello de la vida.
En otras salas distintos artistas tocaron diversos estilos de música electrónica que animaron al público de gozar de una buena fiesta.
Las entradas del jueves se agotaron fácilmente. Los precios rondaban los 20 euros. A mi parecer, una buena inversión en relación a la calidad del festival. Tanto seas aficionado o no a la música electrónica, puedes disfrutar mucho de ella si se va con una actitud sensible a apreciar todo lo que ésta puede ofrecer. Este festival también deja darte una visión más amplia de la música electrónica, y en general, de las artes visuales, más allá de lo que se conoce más convencionalmente en discotecas. Fácilmente se aprecia su calidad y profundidad.
MUY recomendable.