Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.
Me he pasado toda mi infancia y juventud entre maletas, terminales y andenes. Mis padres consideraron que la mejor forma de educar a un hijo era viajando, y no puedo estar más de acuerdo. Así que en eso se basa mi cultura, mi religión y mi educación. Pero pese a mis cincuenta y uno países marcados bajo cruz sobre un mapa que lleva años colgado en mi habitación, seguiría eligiendo una y mil veces más el mismo aeropuerto de destino.
Y supongo que te preguntarás el porqué. ¿Por qué de esos cincuenta y uno países te quedas con ese? Probablemente la pregunta que más me han hecho en estos últimos años. Mi respuesta no suele variar mucho. Cuando conectas con alguien o con algo, nada vuelve a ser igual. Yo, conecté con un lugar. Pero no solo eso. Conecté con una cultura hogareña, con una sociedad amable y dulce, con una gastronomía que me enseñó que comer chocolate a cualquier hora del día no te convierte en un glotón. Conecté con Flandes, y con su arquitectura (unas casas que envidiarían los propios Hansel y Gretel), con su diversidad cultural y lingüística, con sus valores liberales y con su voluntad de ayudar siempre al prójimo. Allí, entendí la diferencia entre casa y hogar.
Hace año y medio, me prometí que mi siguiente tren con destino a Brujas sería el definitivo. Como hubiera sido muy feo no cumplir mi propia palabra, este uno de setiembre, cogí mi esperado tren dirección Brujas en el andén dos, más emocionada que nerviosa, imaginando todo lo que llevaba tanto tiempo deseando, en mi ciudad, Brujas.
Siempre he amado la navidad, y un junio en Brujas me enseñó que hay sitios donde siempre es navidad, y es que Flandes, no necesita luces para brillar.
Será un placer ser vuestra corresponsal en Brujas.
Nos leemos pronto.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.
2 comentarios
Piel de gallina, sigue así. Grácias por dejarnos compartir está experiencia contigo aunque sea detrás de una pantalla. Estoy preparada!!!
¡Espero que te quedes durante toda la aventura!