Brujas, osos, lanzas y encajes… ¿Adivinas cuál puede ser la relación entre estas cuatro palabras? La mágica ciudad de Brujas y sus misteriosos simbolismos y leyendas no os dejaran impasibles.
Empecemos por el oso: si ya has visitado esta maravillosa villa, seguro que te ha sorprendido la cantidad de alusiones que hay a cerca de este fiero animalillo. Desde el escudo oficial, hasta estatuas de bronce, o inocentes formas chocolateadas en los escaparates de todas las pastelerías locales.
Definitivamente el oso es el símbolo de la ciudad condal, pero la pregunta es ¿por qué?
Hace muchos muchos siglos, en la época en la que los tediosos Normandos tenían por pasatiempo preferido atormentar las regiones flamencas, un nuevo peligro apareció para pesar de los brujenses. Un gran oso merodeaba por los exteriores de las murallas atacando letalmente a pequeños grupos de viajeros solitarios.
El pánico era el día a día de los habitantes de la ciudad hasta que Baldwino, conde de Flandes, decidió imponerse. Baldwino I o “Brazo de Hierro”, apodado así por su gran habilidad con las armas, decidió aventurarse con un pequeño grupo de hombres, entre los bosques cercanos para al fin dar caza al oso. Sin embargo, cuando se inició el combate, la pelea fue más encarnizada de lo esperado y el terror se sembró entre los hombres de Baldwino, dejándolo solo ante el gran animal.
El oso se volvía más y más agresivo cada vez, hasta levantarse rápidamente sobre sus patas de atrás preparando el ataque final, sin embargo, Baldwino más ágil aún, supo preverlo y con gran fuerza se adelantó gravando su lanza en el corazón del monstruo.
Unos rayos de sol anunciaban buenos tiempos al fin para los brujenses, que en agradecimiento, regalaron al conde la férrea estatua de un oso erguido, convirtiéndose en el símbolo de la ciudad de Brujas.
Resuelto ya un misterio, nos falta explicar los encajes y por qué en Brujas podemos encontrar auténticas maravillas con este tejido. Otra antigua leyenda, nos da la explicación:
Cuando la señora Bárbara se enviudó, sus 5 hijas tuvieron que trabajar día y noche en la rueca para intentar sacar la familia adelante. Particularmente duro trabajó Serena, la hija mayor. La joven era consciente de que a pesar de todos sus esfuerzos, sus trabajos no serían suficientes para sobrevivir y desesperada, pidió ayuda a Santa María, prometiendo dedicación infinita si la Virgen ayudaba a su familia.
Un especialmente ajetreado día, Serena decidió darse un momento de descanso para pasear con su amigo Arnold. Mientras ambos se encontraban sentados entre la hierba, algo milagroso sucedió. Unas arañas empezaron a trepar por la toca de Serena dejando una bonita telaraña en la que imágenes de pájaros y flores se dibujaban.
La joven pensó que era una señal de Dios, y decidió tratar de reproducir con hilos el hermoso dibujo. Sin embargo por más que lo intentó, constantemente el tejido se enmarañaba dejando a Serena realmente entristecida. De repente, Arnold tuvo la brillante idea de fijar la seda a un palo, surgiendo así la primera labor de encaje. Las hermanas de Serena aprendieron a hacer bolillos y comerciantes de todas partes del mundo se interesaron sin perder un segundo.
Además, Arnold se enamoró de Serena y gustó de casarla. Todo era maravilloso, pero Serena se dio cuenta de su promesa a la Virgen…
Un año después, se fue al lugar del milagro de las arañas para agradecer María. Mientras rezaba, un nuevo grupo de cientos de arañas se sentaron en su toca. Pero esta vez, lo que hicieron fue un velo de novia. La señal de que Serena era libre de casarse con su amado.
Una historia con final feliz, que trajo grandes riquezas a la villa de Brujas y la convirtió en una auténtica meca de los bolillos.
PD: si te fascinan los escaparates con estos increíbles encajes, pásate por el Museo del Encaje de Brujas, te quedarás totalmente anonadado con tremendas obras de arte.
http://www.visitflanders.com/es/que–hacer/atracciones-en-flandes/top/museo-del-encaje.jsp