Es muy probable que, si alguna vez habéis pensado en viajar hasta Brujas, os haya surgido la duda de “¿A qué aeropuerto de destino debo ir?”. Desde que estoy viviendo en la capital del Flandes Occidental, está ha sido sin duda una de las preguntas que más me han hecho.
¿Brujas tiene aeropuerto?
Brujas sí tiene aeropuerto, pero no está ubicado en plena ciudad. Se encuentra en la localidad costera de Ostende, a 25 kilómetros al este de Brujas. Es un aeropuerto internacional.
A pesar de que sus servicios se dedican principalmente a la carga de mercancías, también ofrecen vuelos de pasajeros con destinos nacionales, europeos e internacionales. En este importante aeropuerto flamenco operan compañías de bajo coste como Jet Only, Jetair y Thomas Cook, que conectan directamente con España. Pero no solo eso, también salen periódicamente vuelos internacionales a países como Arabia Saudita, Egipto y Estados Unidos, entre otros.
Gracias a sus servicios, el aeropuerto de Ostende-Brujas es transitado al año por unas 200 mil personas.
Cómo ir del Aeropuerto de Ostende hasta Brujas
Hay múltiples opciones para desplazarse hasta la capital, pero las más baratas y habituales suelen ser el tren y el autobús.
En autobús
La conocida compañía de autobuses Reizen Joye opera en el aeropuerto de Ostende y ofrece un trayecto que llega hasta Brujas. Sale con una frecuencia de 30 minutos, entre las 11:25 y las 13:25 horas por un precio de 5€.
En tren
Cogiendo la línea 6 de bus, puedes desplazarte del aeropuerto hasta la estación central de trenes de Ostende. Una vez allí, cogiendo el servicio Intercity, llegas a Brujas en solo 20 minutos. El precio es de 3,70€.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.