Ya empezando por su peculiar nombre, Brujas es una ciudad misteriosa y mágica, repleta de leyendas y cuentos que le dan un punto más de emoción a sus ya de por sí intrigantes calles.
Nada más adentrarnos en esta bella y encantadora ciudad, la primera visita suele ser el famoso Het Minnewater o Lago del Amor. Sin embargo tras este inocente nombre, se esconde una tormentosa historia de amor y consanguinidad.
Todo ocurrió en los tiempos de la conquista de Galia por los romanos, en una pequeña y austera casa donde un fuerte marinero vivía con su única hija: la bella Minna. Por aquél entonces Brujas era una pequeña colonia, rodeada de bosques y pantanos. El oficio de pescador, en aquella época no daba suficiente dinero como para sustentar a su familia y el padre de Minna ansiaba el momento de poder casarla con Horneck, el jóven hijo de una familia adinerada.
Sin embargo el corazón de la preciosa Minna ya vibraba por otra persona: el apuesto Stromberg, un guerrero de la tribu vecina, con el que pasaba largas tardes escuchando y recitando poemas a escondidas de su padre.
Un mal día de tormenta, los Romanos deciden iniciar una invasión, y todos los guerreros de la región son llamados a la guerra. Con ellos, ha de partir un preocupado Stromberg que deja a Minna entre sollozos.
Pasan los días, y ajeno a todo esto, su padre, se impacienta cada día más por la soltería de Minna, llegando a amenazarla con que esa misma noche la prometerá a Horneck, y la boda se celebrará en 3 días, si nada se lo impide. La chica, totalmente desesperada decide escaparse al bosque donde su padre no la pueda encontrar.
El ambiente se enfría y las frutas silvestres ya no son suficiente para alimentar a una esmirriada y cansada Minna. Pero al fin, acaba la invasión romana, y con la vuelta de las tropas, Stromberg vuelve a Brujas a buscar a su amada. La encuentra demacrada tras unos arbustos a orillas de un pequeño río, pero solo es capaz de pronunciar un “te quiero” justo antes de morir de inanición en sus brazos.
Stromberg decide inmortalizar el lugar donde murió su amada, construyendo un dique para parar las aguas del río. El joven, entierra el cuerpo de Minna en el punto de tierra seca que se crea gracias al dique de contención y tras ello, rompe el dique creándose un pequeño lago. Por último, Stromberg coloca una gran roca tallada con el nombre de Minna-Water, para que todo aquél que acudiese, reconociese el signo de su eterno amor.
Te aseguro que si tras este relato paseas por los alrededores de este mágico Het Minnewater, una escalofriante sensación te recorrerá, y en el ambiente podrás sentir la electricidad y la fuerza de un amor tan puro como el de la pareja.