Muchas han sido las entradas donde hemos comentado el origen y la tradición de los beguinajes en muchas de las ciudades flamencas. Nombrados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, estas antiguas comunidades de mujeres piadosas, antiguamente cerradas y reservadas, se han integrado en la vida social de las ciudades. Muchos de ellos se han convertido en edificios habitables, residencias universitarias, y por supuesto reclamos turísticos. Muchos de estos lugares se encontraban a las afueras de las ciudades y estaban amuralladas, con algunas reglas bastante estrictas en cuando a entradas o salidas.
Más concretamente, el beguinaje de Brujas se encontraba separado de la ciudad por una muralla y rodeado por un pequeño canal, que hacía las veces de foso. A diferencia de otras comunidades , como la de Malinas, estas mujeres no se dedicaban a hacer cerveza, si no sobre todo ocupaban su tiempo en el cuidado del ganado y la producción de lana. Creado a mediados del siglo XIII, las autoridades civiles y eclesiásticas locales dieron privilegios a la comunidad, lo que hizo que floreciese rápidamente su actividad piadosa. El beguinaje ha sufrido varios pequeños incendios a lo largo de su historia, destruyendo parte de su patrimonio. A principios del siglo XVII, la iglesia fue reconstruida en estilo gótico.
A diferencia de otros Beguinajes, que se han incorporado totalmente a la vida social de las ciudades, el de Brujas al perder su protagonismo fue adquirido por la comunidad religiosa Benedictina. Una de las joyas del lugar es la pequeña capilla que encontramos a la entrado y que es posible visitar. Este lugar respira absoluta tranquilidad entre sus casas pintadas de blanco, a pesar de la cantidad de turistas que suelen visitarlo diariamente. El canal rodea el recinto amurallado, así que son muchos los curiosos que se animan a dar un paseo en barca para disfrutar de las bonitas vistas. Una joya más de la preciosa ciudad de Brujas y un lugar que sin duda no te puedes perder.
Soy un madrileño, bastante castizo, nacido hace casi 24 años. Llegué a la ciudad de Lovaina hace dos años para estudiar un Master en Ingeniería biomédica. Soy un gran amante de la literatura y de la historia (sobre todo de las Guerras de Flandes, así que estáis de suerte).
Estos años me he dedicado, además de a beber cerveza, a recorrer los paisajes flamencos en bicicleta. Por tanto, mi idea es enseñaros algunos trucos y rutas interesantes aptas para todos los gustos y condiciones físicas.
Soy un enamorado de la arquitectura flamenca y brabanzona, y me gustan mucho los pueblecitos pequeños, así que intentaré enseñaros lugares menos conocidos o frecuentados. Como ya habréis podido imaginar, soy un gran amante de la cerveza belga ( siempre con responsabilidad) y tanto tiempo aquí me ha dado la oportunidad de probar muchas, así que haré alguna que otra sugerencia para aquel que se deje aconsejar.
Tampoco faltará información sobre festivales de música de todo tipo y forma, uno de los mayores atractivos veraniegos, y de vez en cuando algunos consejos sobre donde comer platos típicos, restaurantes con encanto, alguna fiesta que otra… todo lo necesario para disfrutar de un verano inolvidable.