¡Goedemorgen erasmus!
Bruselas está repleta de arte, de eso no hay duda. Una de las cosas más atractivas de la ciudad, en mi opinión, es cómo este se encuentra en el interior de los museos, en las fachadas de los edificios, y en los espacios que abren rincones entre iglesias, bares y plazas.
Por ello pienso que Bruselas en una ciudad que integra el arte en sí misma; más que una caja de bombones es una caja hecha de chocolate. Por eso es muy importante abrir bien los ojos cuando paseamos por su centro histórico y por sus distintos barrios.
El otro día visité el Barrio de St. Gilles y, siguiendo en esta línea del arte total, me acerqué a la casa-museo de Victor Horta.
Las cuestas de Saint-Gilles
Venía de Gante, como Victor Horta, que nació en esta ciudad a finales del siglo XIX. Aunque la dinámica cuando visitamos una gran ciudad es bajarnos en su estación central, la visita a la casa-museo Víctor Horta requiere que nuestro destino sea la estación Bruselas Sud. Desde ella tomé una amplia calle cuesta arriba hasta llegar a mi destino: mi impresión fue muy distinta a la que tuve cuando visité el centro histórico de la capital, así como cuando paseé por el barrio europeo.
Eso es porque cada barrio de Bruselas tiene su propia aura y el de Saint-Gilles es simplemente tranquilo y acogedor. De camino a la casa-estudio de Víctor Horta encontré varios restaurantes, bares y cafeterías con terrazas abiertas, gente tomando cerveza, café y pasteles y familias y amigos paseando por sus plazas y cuestecitas. Con calma, bajo la luz de agosto.
Luces y reflejos de verano en el estudio Horta
La casa-estudio de Horta se construyó entre el 1898 y el 1901 y su visita merece la pena porque nos podemos acercar al particular estilo Art Nouveau de Horta y a su vida personal. Me refiero en primer lugar a particular estilo porque aunque fue uno de los considerados «fundadores» del art nouveau (modernismo) cada país e incluso artista tenía su marca personal. Los españoles estamos seguramente familiarizados con Gaudí y el modernismo catalán, y aunque podríamos colocar a ambos artistas dentro de la misma familia, en seguida veremos como sus diferencias son notables. La piedra, la decoración gaudiana y la constante imitación de la naturaleza del catalán se alejan mucho de lo que vemos en la casa-estudio Horta. Los materiales que predominan en el edificio son el hierro y la madera y su palette es de colores anaranjados, blancos y marrones pastel. Entrar en la casa es sumergirse en una especie de cuento de hadas en el que las ramas de los árboles se retuercen para formar barandas de hierro dorado en las que se refleja el sol de agosto.
Esta vez no os puedo mostrar fotos de mi experiencia porque el museo prohíbe todo tipo de fotografías, así que os invito a visitar su página web, dónde encontraréis una amplia galería. Antes decía que conocer la casa es también adentrarse en su vida porque en ese lugar vivieron dos generaciones de la familia Horta. Durante la visita podremos conocer las habitaciones del artista y su mujer pero también de su hija y del servicio; las cocinas, los baños, las terrazas que dan a los jardines… El estilo de la casa es art nouveau pero a la vez es un ejemplo de los indicios de la arquitectura racionalista, por ejemplo con su uso de los nuevos materiales industriales.
Os animo a que visitáis esta casa-museo y que me expliquéis qué os ha parecido este esta pequeña joya del art nouveau escondida en Saint-Gilles.
¡Tot ziens!
1 comentarios
Interesante información para todo aquel que visite el país y esté interesado en el mundo del arte y la arquitectura.