Es posible que alguna vez hayais oido hablar sobre la cantidad de españoles que se pueden encontrar en Bruselas, no es ningún secreto. Ya sea de primera, segunda o tercera generación, turistas o estudiantes, es fácil escuchar nuestra lengua por las calles.
Con toda esta inmigración que un día llego a Bélgica desde España vino un poquito de su cultura y hoy en día hay una serie de espacios en los que se puede respirar y recordar por un rato cómo era aquello de estar por allí.
El Centro Cabraliego de Bruselas es uno de esos lugares. Bar, taberna, mesón, puede ser aquello que desees dependiendo del momento del día en el que te encuentres.
Este bar es de origen asturiano y por supuesto, como no podía ser de otra manera uno de sus productos más característicos es la sidra. Aquí es un tanto difícil encontrar gente escanciándola y de hecho aún diremos que la cerveza le gana la partida así que cuando vas acompañado de un verdadero asturiano que sabe tirarla con estilo, como es mi compañero de kot y amigo Juan de pronto se convierte en un verdadero espectáculo.
“El Cabraliego” ha tenido buena acogida en Bruselas y la verdad es que casi siempre lo encuentras con bastante gente. Los viernes y sábados por la noche (está abierto hasta en torno las 2 de la mañana) llega a ser agobiante la cantidad de personas que acuden a este lugar, muchos de ellos jóvenes belgas a los que sus bajos precios y su proximidad al centro de la ciudad han convencido definitivamente.
Para acompañar o bien comer directamente podemos disfrutar también de unas tapas a un precio asequible e incluso una de las cosas que más me gusta de este sitio, el poder pedir un buen bocata de calamares.
Y si de pedir estamos hablando creo que todos los camareros que podemos encontrar hablan español.
Es uno de esos sitios a los que puedes ir con los amigos, entrar por la puerta, mirar el ambiente, saludar al camarero y decir bien alto “¡una caña, por favor!” y tener la posibilidad de hacer eso de vez en cuando en el mismo centro de Bruselas es cuanto menos emocionante.
