Con el buen tiempo hay que aprovechar para conocer más Bruselas, si no tenéis tiempo para visitar otra ciudad siempre se puede hacer “turismo de interior”. En unos minutos en metro te plantas en otra ciudad, literalmente.
Como ya sabréis Bruselas es en realidad un conglomerado formado por 19 comunas, lo que en España llamaríamos municipios, cada una con su ayuntamiento y sus particularidades.
El paseo que os propongo es por la comuna de Jette (el nº 10 en el mapa), la comuna en la que vivió René Magritte, el famoso pintor surrealista belga, y donde se encuentra su casa-museo. Su presencia ya se deja notar en la principal plaza de Jette: una gran vaca en las alturas nos saluda con un “ceci n’est pas Margueritte” (esto no es Margarita) en referencia a su archiconocida frase “ceci n’est pas une pipe”.
Esta plaza, la plaza de la Reina Astrid, es el corazón de la comuna, lugar de encuentro de los jettois en sus animadas terrazas y en su gran mercado dominical. La vista está dominada por la Iglesia de Sainte-Madelaine, un bello edificio en ladrillo, material constructivo que marcará la pauta de la arquitectura jettoise como iremos viendo a lo largo de nuestro paseo.
Siguiendo la calle Wemmelse nos encontraremos con la actual Maison communale (el ayuntamiento) y más adelante por la calle Thomaes llegaremos a una pequeña plaza con gran encanto tomada por terracitas.
Con sus calles estrechas y sus eclécticas casas de dos pisos parece que nos hemos alejado kilómetros de la gran urbe y nos encontramos en un pequeño y acogedor pueblo belga.
Un poco más adelante, si atravesamos lo que parece un pedacito de bosque olvidado en la ciudad (el parque Garcet), veremos la antigua Maison communale. Una verdadera joya del estilo neo-renacentista flamenco, estilo que da singularidad a la arquitectura bruselense y en particular a sus ayuntamientos. Desde allí tenemos una buena vista de otra de las plazas importantes de la comuna, la plaza Cardinal Mercier, con la Gare de Jette como marco arquitectónico.
Como seguramente se nos habrá abierto el apetito, ¿por qué no tomar unas frites con carbonades flamandes allí mismo? Y si solo necesitáis una cerveza para recobrar el aliento, podéis degustarla en las terrazas con vistas a la Iglesia de San Pedro. Las fotos hablan por sí solas.
Rodeando la iglesia pasaremos por encima de las vías del tren y dejando atrás el cementerio de Jette llegaremos al corazón verde de la comuna, el parque de la Jeunessse (juventud) a la derecha y a la izquierda el del Rey Balduino. Lugares perfectos para descansar y ver atardecer en sus lagos.
Si queréis descubrir la comuna de Jette y sus encantos más a fondo consultad este folleto con distintos paseos para dejaros sorprender por su patrimonio.
Para ver todas las fotos, aquí está el álbum en Flickr.